Por: Sandra Méndez
En la demencia de mis anhelos
mis alas se hallan enredadas
en el hilo de los sueños,
al no encontrar tierra fértil
ni elixir transparente en pureza
esos que protejan a mi alma cansada.
Los buitres graznan con risas macabras,
se burlan con canto putrefacto
en la noche sin luna.
Suenan en eco los tambores en desaire
proclaman al vientos con desdén:
El amor es regalo al corazón,
donde los suspiros anidan.
Ante el choque de tales palabras
la vida me recuerda en señalamiento
vengo desde párvulos tiempos
tragando el veneno del vil engaño,
por tal de sostener el equilibrio de mi coherencia.
No existe océano de afectos en espera,
ni dicha que sostenga los años.
Esos rubores que se concedieron en honestidad,
veo con claridad que los fraudes ganaron la batalla
las fantasías quedaron en la cloaca.
Los rubores que se ungieron
quedan apilados cuales excrementos.
Más la mirada en picardía sobrevive
en las pesadillas delirantes
sostenidas por la fiebre de la ignorancia.
Mi libertad se expresa ante el universo
los besos y arrumacos jamás tendrán precio,
soy la ninfa que desaparece entre los versos.
Por: Sandra Méndez
Guatemala: “Entre árboles”
Vocablo Quauhtlemallan
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