La resistencia a antibióticos es una crisis emergente. Científicos han dado un salto innovador: están usando inteligencia artificial para diseñar fagos —virus que infectan bacterias específicas— como armas contra cepas resistentes. 

Los fagos han sido usados durante décadas, pero su uso era artesanal y limitado. La novedad ahora es que la IA permite diseñarlos con precisión para atacar bacterias particulares, lo cual reduce el riesgo de daño colateral a bacterias útiles del cuerpo humano.

En pruebas de laboratorio, algunos fagos diseñados ya han eliminado cepas de bacterias resistentes en placas de cultivo con eficacia notable, proponiéndose como alternativa a antibióticos tradicionales. 

El gran desafío será llevarlos al contexto clínico: evaluar seguridad, reacciones inmunes, dosis adecuadas y regulaciones. Pero si prospera, podría ser una de las herramientas más importantes del siglo XXI en medicina infecciosa.

Para todos nosotros, significa esperanza renovada frente a enfermedades que antes eran casi incurables. Y para las mujeres, dado su rol en muchos sistemas inmunitarios y exposición familiar, este tipo de avances es especialmente valioso.