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¿Cómo ser la mejor Influencia que tus hijos necesitan?

Este mes he estado reflexionando sobre la influencia que tenemos los padres en nuestros hijos. He observado y platicado con muchas personas que están felices con la oportunidad que les brindó la pandemia de tener en casa a sus hijos por más tiempo. Por otro lado, también he platicado con padres que esperan con ansias que los centros educativos empiecen clases presenciales para poder descansar de sus hijos.  Existe una gran diferencia entre estos padres, pero también existe una gran diferencia en sus hijos.

No tengo ninguna intención de clasificar al tipo de padres con los que he estado platicando porque no es el objetivo.  Sin embargo, lo importante es saber que la manera en que nos expresamos y la manera en que nos sentimos en compañía de nuestros hijos es totalmente percibida por ellos y eso los hace sentir queridos o no queridos. Un niño que se siente querido crecerá más seguro de sí mismo, podrá pensar con más claridad lo que quiere y luchará por eso. Un niño que no se siente seguro crecerá con sentimientos de que no vale lo suficiente, que no puede hacer muchas cosas y entonces no lo logrará porque simplemente no lo intentará.

No es fácil adaptarse a nuevos horarios, a compartir espacios, sobre todo para personas que necesitan más espacio personal que otras. Pero no es imposible, es cuestión de organizar los espacios con horarios, tal como cuando lo hacemos en una oficina de trabajo. Recuerda que el hogar es ese espacio seguro para practicar y desarrollar habilidades sociales que serán necesarias para la vida adulta en sociedad.

Entonces, si nosotros como padres sabemos que somos una influencia en el fracaso o éxito de nuestros hijos deberíamos de reflexionar un poco más en la manera en que nos estamos sintiendo y comportando frente a ellos. Es indispensable que cuidemos nuestra salud mental, y que con nuestro ejemplo les mostremos como podemos ser emocionalmente estables. Esto no se adquiere con una varita mágica, pero sí aceptando los problemas inconscientes que podamos andar acarreando desde hace poco o desde nuestra niñez y que están obstruyendo el objetivo de ser los mejores padres que nuestros hijos pudieran tener.

Una de las formas más especiales de curar nuestras heridas es poder realizar algún ejercicio que nos ayude a perdonar, ya sea a alguien más o a nosotros mismos.  Puedes realizar dinámicas sencillas como:  escribir en papel y quemar, imaginar que el viento se lleva los sentimientos negativos, llorar, orar, llamar y compartir esa experiencia con alguien de tu entera confianza.

También recuerda el dicho que dice que “el ejemplo arrastra”, muchas de nuestras reacciones como padres vienen de las cosas que vivimos u observamos en nuestros hogares. No me dejarás mentir que, aunque sepas que ciertas acciones no son las mejores maneras de educar a tus hijos y aún habiendo decidido no replicarlo, en el momento en que estás bajo estrés te conviertes en ese padre que no deseas ser, replicando esas acciones que decidiste no tomar. 

Tranquila, que a todos nos pasa, pero nos pasa cada vez menos cuando tenemos claro qué tipo de padres queremos ser y por qué hemos decidido ser este tipo de padres.

Me gustaría mucho que reflexionáramos sobre la siguiente pregunta.

¿Qué tipo de persona estás formando en tus hijos hoy y le entregarás a esta sociedad en algunos años?

  • ¿Responsable porque velaste que siempre cumpliera sus obligaciones en casa, o irresponsable porque siempre creíste que estaba muy pequeño o muy cansado para hacerlo?
  • ¿Empático porque con el ejemplo le enseñaste a que todo ser humano vale lo mismo, nunca dejaste que discriminara a nadie y le diste lecciones de vida haciendo que se pusiera en los zapatos de los demás o sin empatía porque siempre creíste que tenías que protegerlo de la tristeza y el dolor emocional?
  • ¿Respetuoso porque le enseñaste a respetar reglas y horarios de casa, y que cada acto tiene sus consecuencias, o te dejaste llevar por el “todos lo hacen” y le digo después porque estoy cansada?
  • ¿Sincero porque aunque te doliera aceptar que te equivocaste se lo hiciste saber, nunca le mentiste y le explicaste los beneficios de ser transparente, o a mentir porque alguna vez le dijiste que si nadie lo veía estaba bien?

Siempre detrás de un ser humano, existe una gran familia que nosotros escogemos, amigos y familia genética. Rodea a tus hijos de esas personas ejemplares que le facilitarán ser mejores personas y te apoyarán a ti como padre a ser la influencia más positiva que jamás haya necesitado.

 “El niño es a la vez una esperanza y una promesa para la humanidad”.

María Montessori

Meiby Argueta de Pérez

Psicóloga URL, Catedrática de UNIS

Certificada en Educación Montessori (Canadá)

Master en Educación (España) y en CCSS (Flacso)

Fb: Montessori 4U

     

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