El regalo de la aceptación
Por Elbia O. Escobar Sosa
Hace unos días, una de mis hijas me hablaba sobre sus amigos. Entre sus comentarios surgieron
frases de agrado y desagrado sobre algunas actitudes de sus relaciones cercanas, que me hicieron
pensar en cómo concebimos y construimos nuestras relaciones a lo largo de la vida.
Es interesante descubrir que nuestras relaciones se basan en lo que nos agrada de los demás, pero
¿qué pasa con lo que no nos agrada? A lo largo de mi vida he conocido a muchas personas,
algunas a las cuales he admirado, y aprecio hasta hoy, otras terriblemente toxicas que a pesar de
ser familiares o personas que estimo, he tenido que dejar de frecuentar, y otras con actitudes que
no son del todo agradable, pero con el tiempo he aceptado. A todas ellas las considero parte de
mi vida, y algunos de ellos a mí del mismo modo, y creo que pocos reparamos en que hay
actitudes nuestras que pueden también no ser agradables. Si… casi nadie lo piensa, pero es
cierto…
La aceptación es uno de los regalos que hacemos a los demás, que pueden transformar vidas, nos
valoriza como seres humanos y enriquecen nuestra vida. Es fácil ir señalando a los demás por lo
que hacen bien o mal, según nuestro pensamiento, valores e ideas, y se nos olvida que cada ser
humano es independiente y el respeto al otro es vital y esencial para la convivencia armoniosa.
Se nos olvida que las diferencias son necesarias, que la vida sería totalmente aburrida si todos
estuviéramos de acuerdo y pensáramos igual, e hiciéramos lo mismo. Y por muy trillado que se
escuche “las diferencias nos enriquecen”. Aceptar a todas las personas que llegan a nuestra vida
no es tarea fácil, y tampoco significa que vamos a tolerar a personas toxicas que nos roben la
energía y la paz, y aferrarnos a su compañía para siempre. Solo es entender que no importa si la
conducta de los demás nos agrada o no, debemos ser conscientes de quienes y como son y
aceptarlos así. No tratamos de cambiarlos a nuestro agrado, no los obligamos a ver la vida desde
nuestro particular punto de vista e ideas, solo los aceptamos.
Si la conducta, criterio o pensamiento de alguien es totalmente contrario al nuestro y la tolerancia
se nos escapa, o nos resulta ofensivo, podemos con toda libertad alejarnos. Tratando siempre de
no juzgarlos, respetando y aceptando que somos diferentes.
Cuan valioso es esto en las relaciones de amistad y las de pareja. El no sentirse aceptado crea
heridas que son irreparables con el tiempo. Empiezas a pensar que si te van a criticar por todo lo
que decides o haces y con nada vas a estar bien con las personas que te rodean, ¿para qué te
esfuerzas? Si te identificaste con ese pensamiento no te asustes, es normal porque también
queremos y necesitamos ser aceptados.
Es por lo que la aceptación es tan significativa, también la merecemos y deseamos. Quererse y
conocerse es el primer paso para aceptarse, y es la única forma de ofrecer ese mismo valor a los
demás. Por eso pidamos y demos aceptación, nos hace pertenecer. Aceptémonos nosotros y
nosotras, aceptemos a nuestra familia, nuestros hijos, nuestra pareja, nuestros amigos, nuestro
entorno cercano y cualquiera que llegue a nuestra vida sea por mucho o poco el tiempo que nos
brinden su compañía…
Elbia O. Escobar Sosa.