Por: Kurt Bendfeldt

En el año 78´, mi madre quién en ese momento tenía 17 años, contaba con 7 meses de embarazo después de una noche en donde creyó que se estaba entregado a quien sería para siempre el amor de su vida. Sin saber que 2 meses más tarde, sucedió lo contrario y la dejo para siempre.

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En una edad en donde no se sabe aún nada de la vida, ni de lo que se quiere, una de esas amigas le insistió que abortara en una clínica en la zona 3 de esta capital. Ella tomó la decisión sin ni siquiera preguntarme si quería vivir. Llegó a la clínica e iniciaron el proceso, pero, por falta de personal, el doctor a cargo no pudo por terminar lo iniciado. Así que mi madre se fue del lugar, con moretes en las piernas y dolor de cabeza, sin contar con esa culpa reprimida que la acompañaba.

Así fue como hace 43 años fui intento de aborto. Claro está que sobreviví, aún cuando a los 3 meses de edad, ella me abandonó. 29 años después la conocí, y después de un abrazo sin sentido, le pregunté: “¿Por qué me abandonaste?” Se puso a llorar y me dio algunas explicaciones que hoy, como padre, no me hacen sentido.  

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Siendo sobreviviente, te digo que el aborto no es una elección ni una decisión, es un asesinato. Parte de los derechos, incluyendo de los de aquellos que no han nacido, es el derecho a la vida. No importa cuál sea la opinión popular, tenemos que dar la oportunidad de VIVIR.

*Historia anónima

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Por: Kurt Bendfeldt

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