María Montessori (1870- 1952) mujer italiana, apasionada por ayudar a la infancia desafió la manera tradicional de ver a los niños en su época y aún después de su muerte sigue iluminándonos con cada uno de los hallazgos que escribió en más de 14 libros. Según mi experiencia como educadora y psicóloga he visto que la manera en que vemos a los niños determina la manera en que los tratamos.  Si deseamos conocer la nueva manera en que María Montessori concibió a los niños debemos ir a sus libros. En este artículo me baso principalmente en dos: “Educar para un Mundo Nuevo” (1943) y “La Mente Absorbente” (1949).

Es impresionante como en cada uno de sus libros va hilando sus pensamientos y descubrimientos científicos.  María Montessori sitúa al niño por primera vez como el protagonista de su aprendizaje. Sus investigaciones científicas también abordan aspectos fisiológicos puesto que fue la primera mujer de Italia que se graduó de medicina. 

Su pasión por ayudar la llevó a estudiar  psiquiatría y a trabajar en una institución para niños con desordenes mentales, a los cuales tenían abandonados. Fue tanto su éxito en la educación de estos niños que empieza a probar sus teorías educativas con niños sin discapacidades y en 1907 puso en marcha la primera ”Casa dei Bambini” para niños mayores de 3 años, lo cual marca un hito en la Educación Infantil.

María Montessori demuestra con la observación científica que “el cerebro del niño absorbe el conocimiento y de ese modo se instruye a sí misma”. Por tanto, no somos los maestros quienes educamos sino los que debemos preparar el ambiente para que el mismo niño se encargue de su propio desarrollo y aprendizaje.

Otro aspecto importante es que descubre la importancia de los sentidos, lo cual es trascendental y opuesto a lo que están viviendo nuestros niños de edades tempranas en esta época de Pandemia. Por ejemplo, el hecho de enseñarles el alfabeto todos los días no había conseguido nada hasta que hicieron un alfabeto en madera y solo entonces los niños empezaron a contrastar y absorber cada una de las letras del alfabeto agilizando el proceso de lecto-escritura de manera asombrosa.  Por tanto, debemos estar conscientes que la mano es una de las principales entradas que tiene el niño para ingresar conceptos a su cerebro. Por eso ellos necesitan tocar además de observar.

Las observaciones de la Dra. Montessori también mostraron que el niño posee una predisposición para la exactitud y el detalle, de allí las preguntas que muchas veces nos pueden aturdir y que debemos contestar con el mayor detalle posible. En mi propia experiencia, las preguntas de los niños van más allá de lo que los adultos vemos en cada uno de los materiales que utilizamos en el aula.

Para María Montessori los niños de entre 3 y 6 años no dejan de absorber información si están en un ambiente propicio. Es de allí la importancia que podamos tener en nuestros ambientes material educativo que los niños puedan explorar y practicar por sí mismos o con poca ayuda de los adultos. Además, la naturaleza puede ser el mejor ambiente preparado que beneficie la educación de nuestros niños.

Como educadores y padres debemos tener claro que el niño nace con una disposición a la independencia, lo cual nos conduce a ser libres. Por eso muchas veces observamos en sus caritas la satisfacción cuando logran hacer cosas por sí mismos. Por tanto, debemos apoyarles en ese desarrollo de la independencia que un día les hará libres.

Para concluir, me gustaría mencionar que María Montessori incluye dentro de sus materiales un área que llama: vida diaria, debido a que muchos adultos en sus investigaciones mencionaron que los niños querían copiarles en sus actividades. Por tanto, ella les proporcionó a los estudiantes objetos reales de acuerdo a su tamaño y esto los motivó a trabajar cada vez más en su propia educación. Recordemos que el niño se está preparando para adaptarse en esa vida de adulto que observa en nosotros.

Considero que conocer la mirada de la Dra. María Montessori acerca de los niños nos ayudará, a los adultos, a desarrollar esa empatía necesaria para ser mejores acompañantes de vida en el desarrollo de su propio adulto libre.

Escrito por Meiby Argueta de Pérez

Psicóloga URL, Catedrática de UNIS

Certificada en Educación Montessori (Canadá)

Master en Educación (España) y en CCSS (Flacso)

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