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""Confía en el proceso, confía en ti.""

¿Por qué preferimos vivir en una mentira?

A menudo, nos encontramos refugiándonos en pequeñas mentiras, o incluso grandes, para evitar enfrentar una realidad que nos asusta o nos duele. Nos decimos que estamos bien cuando no lo estamos, que las cosas mejorarán por sí solas, o que el problema no es tan grave como parece. Pero ¿por qué lo hacemos? ¿Por qué preferimos mantenernos en una ilusión, sabiendo en el fondo que eventualmente la verdad nos alcanzará?

El miedo es una de las emociones más poderosas que experimentamos como seres humanos. Nos empuja a actuar, a protegernos o a huir. Cuando el miedo al dolor emocional se asoma, nuestra reacción natural es evitarlo. Nos aferramos a lo conocido, aunque sea falso, porque la idea de enfrentar la verdad puede ser desgarradora. La realidad, a veces, viene acompañada de consecuencias: rupturas, cambios, pérdidas. Y estos escenarios, aunque potencialmente liberadores, nos obligan a confrontar sentimientos que hemos reprimido por mucho tiempo.

Vivir en una mentira nos da una falsa sensación de control. Si cerramos los ojos ante lo que realmente está pasando, creemos que podemos mantener las piezas de nuestra vida en orden. Sin embargo, esta evasión solo aplaza lo inevitable. La verdad, en su naturaleza cruda y directa, tiene la capacidad de sacudirnos, pero también de sanarnos. Aceptarla es doloroso, sí, pero es también el primer paso hacia la libertad. Nos permite dejar de invertir energía en sostener una fachada y comenzar a reconstruir nuestra vida sobre cimientos sólidos.

Aceptar la realidad, por dolorosa que sea, nos brinda la oportunidad de crecer. Nos invita a aprender, a transformarnos y a sanar. En lugar de huir del dolor, enfrentarlo nos muestra que somos más fuertes de lo que creemos. Que al atravesar el dolor, encontramos claridad, autenticidad y paz. Es entonces cuando comprendemos que vivir en una mentira, aunque cómodo al principio, es una trampa que nos priva del verdadero bienestar.

Al final, enfrentar la realidad es un acto de valentía. Nos exige mirarnos al espejo sin filtros y abrazar tanto nuestras luces como nuestras sombras. Y aunque el dolor sea un compañero en el camino, también lo es la verdad, que nos guiará hacia una vida más auténtica, plena y en paz.

Crista Bendfeldt

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