Si la vida en sí misma ya nos enfrenta con una cuota considerable de incertidumbre, la pandemia por Coronavirus eleva esta cuota a una potencia mayor, para muchos difícil de manejar.

De por sí, la sensación de incertidumbre, aunque sea mínima, nos resulta menos cómodo que el de lo predecible. En momentos de alarma social, de crisis económica, de inseguridad física, el miedo es difícil de combatir.

Cuando el mundo entero entra en conflicto por una crisis, por la razón que sea, es lógico que nos veamos afectados. Las crisis traen un componente de incertidumbre y malestar a nuestras vidas. Estamos acostumbrados a una normalidad que se ve amenazada.

Del estado de alarma (del gobierno) a nuestro estado de alarma interno no hay nada. Nuestro cuerpo se pone en modo de estrés y comienza a secretar la adrenalina y el cortisol que nos facilitan el afrontamiento de manera de huida, lucha o parálisis.

Por la pandemia y la crisis tenemos que asumir el confinamiento y el teletrabajo en un contexto en que los niños y niñas no van a al colegio, por lo cual hay que supervisar deberes, clases, entretenimiento y canalizar en el interior de las casas que en las clases más desfavorecidas es una habitación, toda la actividad que requieren los niños para estar bien y no angustiados. Nuestros niveles de estrés van en aumento.

Sí además agregamos que algún familiar ha sido contagiado y muere se genera un duelo, un duelo a la distancia, sin poder tener una reparación ni acompañamiento al familiar afectado y con los sentimientos de dolor y de culpa por no poder estar y acompañar a nuestro ser querido como es debido.

Por otro lado, al perder un trabajo y no poder cubrirlas las necesidades básicas de nuestras familias, sentimos mucha frustración y malestar emocional, tristeza y desesperanza al ver que la situación laboral es complicada y la del país también.

Mantener una situación de estrés es difícil para el sistema nervioso, es malabarismo existencial. La falta de estimulación social y perdida de rutina puede generar reacciones de ansiedad y depresión. Estas reacciones deben ser atendidas a tiempo porque pueden arraigarse, los pensamientos negativos deben ser abordados para superarlos y corregirlos.

Pongamos atención a nuestra salud mental, la pandemia nos esta haciendo hacer malabares, ayudémonos entonces o llevarlos de forma informada y con auto conocimiento.

Escrito por Connie Kaltschmitt

Psicólogo Educativo, Guatemala
Número de Colegiado: 5376

INSTAGRAM: @Licconniekaltschmitt