A inicios del 2020 me tracé muchas metas y me plantee muchos retos, hice planes para cada uno de ellos y fui muy cuidadosa tratando de ver cada detalle. Un 95% de mis metas consistía en aquellas cosas que quería obtener, que de alguna forma, me daban sensación de seguridad, estabilidad y felicidad. El otro 5% consistía en trabajar en mis relaciones con los demás y como hacerlos felices.

Me siento feliz y agradecida de haber alcanzado una gran mayoría de mis metas materiales, pero al ver en retrospectiva, me doy cuenta de lo caro que eso me costó. Trabajar tantas horas al día, ponerle tanta energía y esfuerzo a esas cosas, también tuvo repercusiones en mi salud mental y física, en mi relación con los demás y conmigo misma, en la energía que podía invertir en disfrutar lo que con tanto esfuerzo conseguí. Muchas cosas cambiaron en el 2020 y en la recta final solo puedo reflexionar en las cosas que ahora entiendo que son importantes en este momento.

Ahora veo que el 90% de mis metas de este año, son más personales que nunca. La mayoría empiezan con “quiero ser”, “quiero convertir”, “deseo cambiar”, “quiero aprender” y no “quiero comprar”, “quiero adquirir”, “quiero tener”. Por supuesto que tengo el ojo en algunas metas materiales, pero no tengo como objetivo girar en torno a esas cosas que traen satisfacción al obtenerlas y que luego no puedo aprovechar.

En algún lado leí que lo único de lo que no podemos escapar es de nosotros mismos, ¡Y qué gran verdad! Si algo nos demostró el aislamiento y el trabajo desde casa, es que a veces llenamos nuestra vida de cosas materiales en busca de una motivación, felicidad o satisfacción; pero al estar solos sin tener que demostrarle nada a nadie o llevar una vida con relleno emocional, nos encontramos con que aquello por lo que nos esforzamos en traer a casa, no nos hace completamente felices un cien por ciento del tiempo.

Durante la pandemia, los índices de depresión y ansiedad se dispararon de forma increíble en la población y esto demuestra –para mí- cuán importante es trabajar en la felicidad que viene desde adentro para que aquello que logremos conseguir, agregue momentos de felicidad, pero que no sea lo único que tiene un valor en nuestras vidas. Este año, mi meta principal es preguntarme qué es lo que yo quiero antes de tomar cada paso, sé ahora que siendo fiel a quien soy como persona, voy a obtener lo que necesito.

Al no poder escapar de mi misma, encontré que aprender a hacerme feliz sin esperar a que algo o alguien más lo haga, es el mayor acto de amor que puedo hacer por mí y los que me rodean. Nadie puede dar lo que no tiene, es momento de vivir felices a pesar de cualquier circunstancia.

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Sección: Out of this world

Por: Marielos Serrano