Gracias Mami: El legado de una madre sin títulos pero con sabiduría eterna
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El legado de una sabiduría que no se aprende en libros.
Mayo es el mes en que celebramos a quienes nos dieron la vida, pero también a quienes, con amor y sabiduría, nos enseñaron a vivirla. Hoy, quiero dedicar este espacio a la mujer que ha sido mi guía, mi fuerza y mi inspiración: mi mami, Marina.
Mi mami no tuvo grandes títulos universitarios, apenas cursó los primeros años de primaria. Pero en ella encontré la enseñanza más profunda que ninguna escuela podría ofrecerme: la del esfuerzo, la gratitud, el amor incondicional y la fe en uno mismo.
Con su ejemplo silencioso y sus palabras firmes, nos educó a sus tres hijos —dos mujeres y un hombre— para creer en nuestros sueños y construirlos con trabajo diario. Nos enseñamos que la verdadera educación no se mide en diplomas, sino en los valores que llevamos a cada rincón de nuestra vida.
Hoy, los tres somos profesionales con estudios de posgrado. Pero más allá de los títulos, somos personas que saben esforzarse, ser agradecidas y perseverar. Ese es el verdadero legado que nos dejó: una herencia que no pesa, sino que impulsa.
Mami, te debo todo lo que soy: como hija, como madre, como esposa y como mujer. En cada paso que doy, en cada meta que alcanzo, sé que voy llevando una parte de ti. Porque tu sabiduría, forjada en la vida misma, me enseñó que todo es posible si se hace con amor y fe.
Gracias por creer siempre en nosotros. Gracias por enseñarnos que los sueños se construyen con las manos, con el corazón y con la esperanza puesta en cada nuevo amanecer.
Hoy celebro tu vida, tu ejemplo y el amor inmenso que nos sigue guiando.
