
Mamá cansada: lo invisible que te hace inmensa
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Mayo es el mes en que se celebra a la madre. Pero este no es un artículo para hablar de regalos, desayunos en la cama ni flores que se marchitan. Este es un homenaje sincero a ti, mamá cansada. A ti que sostienes la vida con manos llenas y silencios profundos. Escribo estas líneas para que te reconozcas, para que te abraces, para que recuerdes que eres vista, incluso cuando pareces invisible.
“A veces no es que te falte energía, es que te sobran responsabilidades. Y también silencios.”
Nadie ve cuando te levantas antes de todos para alistar mochilas. Nadie escucha cuando lloras bajito en el baño porque no te alcanzó el día.
Eres la primera en despertar, la última en dormir, y en medio de todo eso cargas el peso del mundo con una sonrisa que a veces ni tú crees.
Pero hoy quiero decirte algo:
Tú, mamá cansada, no necesitas más fuerza.
Necesitas abrazos.
Necesitas un “gracias” que venga desde el alma.
Necesitas recordar que tus actos invisibles también merecen ser vistos y celebrados.
Nadie ve cómo preparas el desayuno sin dejar que el agotamiento te gane.
Nadie nota que, a pesar de estar exhausta, haces espacio para una historia antes de dormir.
Nadie sabe que esa rabia que a veces estalla viene de días enteros sin pausas ni cuidados para ti.
Pero yo sí lo sé.
Sé que finges estar bien para que tus hijos sientan estabilidad.
Sé que te niegas una siesta para que la casa esté “en orden”.
Sé que hay noches en las que duermes con el alma llena de culpa, aunque diste todo lo que tenías.
Y por eso escribo esto.
Tu amor cotidiano sostiene el mundo
No necesitas hacer más. Ya haces demasiado.
No necesitas ser perfecta. Ya eres suficiente.
Lo que entregas, aunque a veces pase desapercibido, deja huellas que durarán para siempre.
Eres la pausa en medio del caos.
Eres el abrazo que da seguridad.
Eres la voz que calma.
Eres hogar.
Y eso, mamá, vale más que cualquier medalla o reconocimiento público.
Recuérdalo hoy (y cada vez que lo olvides)
Este mes, mientras muchos celebran a las madres con flores, comida y fotografías, quiero celebrarte a ti, mamá cansada.
A ti que no siempre tienes quien te cuide.
A ti que dudas si lo estás haciendo bien.
A ti que te levantas cada día, incluso cuando quisieras rendirte.
Hoy te celebro no por lo que haces, sino por lo que eres.
Porque aunque nadie vea tu cansancio, yo lo reconozco.
Y aunque nadie te lo diga, yo te lo grito con amor:
Eres inmensa, mamá. Y mereces verte como yo te veo.
“No necesitas más energía. Necesitas recordarte el milagro que ya eres.”