
Un caballo que consuela el alma: la emotiva labor de Peyo en hospitales de Francia
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En un rincón de Francia, un caballo llamado Peyo está cambiando la forma en que se vive el final de la vida. Este majestuoso animal, de pelaje castaño brillante y mirada serena, ha acompañado a más de 1,000 pacientes terminales en sus últimos momentos, brindando consuelo no solo a quienes se despiden del mundo, sino también a sus familiares y al personal médico.
Peyo no es un caballo cualquiera. Acompañado por su entrenador Hassen Bouchakour, este animal visita hospitales y unidades de cuidados paliativos donde su presencia tiene un profundo efecto emocional. Los estudios científicos han demostrado que el contacto con animales puede reducir el estrés, aliviar el dolor y mejorar el bienestar emocional, y Peyo lo confirma con cada paso que da por los pasillos del hospital.
Lo más impresionante es que Peyo elige a quién acompañar. Sin indicaciones, el caballo se detiene frente a ciertas habitaciones y, con suavidad, se aproxima a pacientes que parecen necesitarlo. Ha sido testigo de los últimos suspiros de muchas personas, ofreciendo su calor y tranquilidad en momentos que, sin su presencia, serían aún más dolorosos.
Este proyecto, llamado Les Sabots du Coeur (Los Cascos del Corazón), también tiene un impacto terapéutico en los familiares, quienes encuentran consuelo al ver que su ser querido no parte solo, y en los profesionales de la salud, quienes enfrentan el desgaste emocional constante de trabajar con pacientes terminales.
Más que un simple gesto, la presencia de Peyo nos invita a repensar el acompañamiento al final de la vida. ¿Podría la conexión humano-animal convertirse en una herramienta clave para humanizar la medicina? En Francia, este caballo ya está dejando huella… en el corazón de muchos.