En el corazón del océano, entre azules profundos y corales brillantes, vive una criatura única que parece sacada de un sueño: una mantarraya rosa.
Sí, has leído bien. En el mar que bordea la Gran Barrera de Coral australiana, buzos han vuelto a avistar a “Inspector Clouseau”, como la han apodado: la única mantarraya rosa conocida en el mundo, con un cuerpo que mide 3.3 metros de ancho y un color rosado que deslumbra como si llevara maquillaje natural.

Este raro ejemplar fue visto por primera vez en 2015, y su existencia ha generado enorme interés en la comunidad científica. Su tonalidad se debe a una inusual mutación genética que altera la producción de melanina, el pigmento responsable del color en los animales. A diferencia del albinismo o el leucismo, esta mutación no implica deficiencias de salud, por lo que la mantarraya vive y se alimenta con normalidad.

Las nuevas imágenes tomadas recientemente muestran a la mantarraya en su hábitat natural, nadando tranquilamente entre bancos de peces y arrecifes. Aunque la mutación genética es extremadamente rara, su sola existencia abre nuevas preguntas sobre la biodiversidad marina y la evolución de pigmentaciones alternativas.

Además de ser un espectáculo visual, su avistamiento representa una esperanza para la Gran Barrera de Coral, actualmente amenazada por el calentamiento global, la contaminación y el turismo descontrolado. La presencia de este majestuoso animal evidencia que aún hay tesoros ocultos bajo el agua que merecen protección.

La mantarraya rosa se ha convertido en un símbolo del misterio del océano y de por qué es urgente conservarlo. Su historia nos invita a maravillarnos, pero también a actuar.