Lo bueno que es malo y lo malo que es bueno...

Lo bueno que es malo y lo malo que es bueno...

La vida es un ciclo en constante movimiento, y si algo nos ha enseñado el tiempo es que todo puede cambiar de la noche a la mañana. Lo que ayer era una tendencia imparable hoy se desploma, lo que parecía inservible ahora tiene un valor incalculable y lo que alguna vez consideramos un problema, en retrospectiva, se convierte en la mejor lección de nuestra vida. Así funciona el mundo, un juego de contrastes donde lo caro no siempre vale y lo que no valía ahora es oro puro.

Pensemos en lo que alguna vez fue símbolo de estatus y poder: los lujos que durante años marcaron una diferencia social, desde marcas exclusivas hasta estilos de vida que se veían inalcanzables. Hoy, muchos de esos objetos han perdido su valor porque el verdadero lujo ha cambiado de forma. Ahora, el tiempo libre, la salud mental y la autenticidad tienen un peso mucho mayor que cualquier etiqueta costosa. La pandemia nos dejó una gran lección: no importa cuánto tengas si no puedes disfrutarlo.

Por otro lado, lo que antes parecía un mal negocio o una industria sin futuro, hoy es la gran apuesta del mercado. ¿Quién habría imaginado que las monedas digitales, los NFTs o los productos de segunda mano tendrían el impacto que tienen ahora? Lo que antes no valía ni la pena mirar, hoy es una mina de oro para quienes supieron ver más allá de lo evidente.

Y así como las tendencias económicas cambian, también lo hace nuestra percepción de los momentos difíciles. Cuántas veces nos ha pasado que una experiencia dolorosa, una pérdida o un fracaso que parecía devastador terminó siendo el punto de quiebre que necesitábamos para evolucionar. Un despido que nos llevó a emprender, una relación que terminó pero nos permitió redescubrirnos, una oportunidad rechazada que nos impulsó a algo mejor. Lo malo, con el tiempo, muchas veces se convierte en lo mejor que nos pudo pasar.

Este vaivén nos recuerda que nada es absoluto, que lo caro no siempre vale y que lo barato no siempre es desechable. Lo que hoy parece irrelevante, mañana puede ser un tesoro, y lo que hoy idolatramos, en el futuro puede no tener sentido. La clave está en adaptarnos, en ver más allá de lo inmediato y en entender que, en el gran juego de la vida, todo puede cambiar de un momento a otro.

Así que, antes de lamentarnos por lo que parece una pérdida o aferrarnos a lo que creemos que tiene valor, recordemos que todo es cuestión de perspectiva. Lo malo puede convertirse en bueno, lo bueno puede desvanecerse, y lo más valioso no siempre tiene precio. Porque, al final, lo que realmente importa no es lo que poseemos, sino lo que aprendemos en el camino.

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1 comentario

Es ahi donde debemos valorar lo que no tiene precio, que es el amor, los momentos en familia, la bondad y solidaridad. Eso nunca pasa de moda.

Nevenka Morataya de Ramirez

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