Perfectas: la música como espejo roto
Emilia no solo lanzó un disco; lanzó una declaración de intenciones. Su EP Perfectas no busca encajar en las listas, sino romper con las narrativas que nos dicen cómo deberíamos ser las mujeres. Entre ritmos bailables y letras afiladas, la artista desnuda las contradicciones de crecer bajo la sombra de la perfección.
Cada canción es un capítulo distinto de una misma historia: la de una generación que se mide a sí misma en likes, que compara su vida con el feed de otras, que se castiga por no cumplir con un ideal que nadie sabe exactamente quién inventó. Emilia lo aborda con ironía, pero también con confesiones sinceras que la muestran vulnerable y humana.
El EP juega con contrastes: melodías ligeras que esconden mensajes profundos, interludios que parecen bromas pero dejan una reflexión incómoda. No es solo música para bailar, sino para detenerse y pensar en qué parte de esa presión estética hemos normalizado como algo inevitable.
El mensaje final es contundente: la perfección es una trampa, y la única salida es dejar de perseguirla. Emilia no pretende dar lecciones, pero sí ofrecer un espejo distinto, uno que refleje lo que somos sin retoques ni filtros.
En tiempos en los que hasta las fotos “espontáneas” están planificadas, que una artista se atreva a ser imperfecta frente a sus fans es un acto político y profundamente femenino. Quizá eso sea lo que hace tan potente este trabajo: no es un discurso sobre aceptarse, es la demostración en vivo de lo que significa hacerlo.









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