Satélites cayendo del cielo: el lado invisible del sol que estamos empezando a notar
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Mientras tomamos sol en la playa, en el espacio exterior hay una tormenta tan poderosa que está haciendo caer satélites como si fueran estrellas fugaces. Esta intensa actividad solar podría cambiar todo lo que sabemos sobre nuestra relación con el cielo.
En los últimos meses, científicos y agencias espaciales han estado reportando un fenómeno alarmante: el aumento significativo de satélites que reentran a la atmósfera terrestre y terminan destruyéndose. La razón detrás de este evento aparentemente apocalíptico no es otra que la intensa actividad solar.
Nos encontramos en el ciclo solar número 25, uno de los más agresivos jamás registrados. Durante los picos de este ciclo, el sol libera grandes cantidades de energía y partículas a través de tormentas solares. Este fenómeno, aunque invisible desde la Tierra, genera efectos magnéticos que pueden alterar la atmósfera superior del planeta. Cuando esto sucede, la atmósfera se expande y aumenta su densidad, creando más fricción para los objetos que orbitan en la zona conocida como órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés).
El resultado es directo: satélites que antes flotaban sin resistencia empiezan a ser empujados hacia abajo. De los más de 5,000 satélites activos en órbita baja, al menos 523 han reentrado a la atmósfera en lo que va del año, un récord histórico.
Esto se agrava por la saturación de satélites que se ha generado con proyectos como Starlink, que colocan miles de satélites en esta franja. Esta “contaminación espacial” aumenta el riesgo de colisiones y dificulta la gestión de la infraestructura espacial global.
El problema es más serio de lo que parece. Satélites que se usan para telecomunicaciones, GPS, predicción del clima e incluso operaciones bancarias podrían verse comprometidos. La ciencia ya está trabajando en soluciones como la desorbitación asistida y nuevas tecnologías resistentes a tormentas solares, pero el reloj corre.