El estilo de vida saludable ha tomado una nueva dimensión: ya no solo buscamos “estar bien”, sino hacerlo con propósito ecológico, ético y consciente. Ingredientes naturales, productos que respetan el medioambiente, métodos de producción justa y rutinas de cuidado integradas con la naturaleza se han vuelto tendencia.

Investigaciones recientes destacan que una piel cuidada con ingredientes de origen regenerativo y fórmulas más limpias mejora no solo la apariencia, sino también la función barrera, la microbiota cutánea y la salud general. Esto conecta directamente con lo que seleccionamos para nuestros tratamientos estéticos.

En el ámbito global, la urgencia climática empuja a la industria cosmética a reinventarse: envases reciclables, fórmulas biodegradables y una narrativa de consumo que incluye “menos, pero mejor”. Las lectoras pueden aprovechar esto al elegir servicios que respeten su salud y le den coherencia a su estilo de vida.

Incluso en medicina estética, la sostenibilidad ya no es periférica: gestionar residuos de la clínica, optimizar recursos, ofrecer tratamientos menos invasivos y con menor impacto ambiental se vuelve parte del profesionalismo.

Al final, cuidar la piel y el cuerpo será también cuidar el planeta. Y ser genuina significa alinear belleza con valores, mientras que ser genial es hacerlo con estilo, conciencia y acción.