
¿Realmente es empoderamiento o solo un buen marketing?
Share
Cuando la palabra se gasta más de lo que se practica.
En los últimos años, el concepto de “empoderamiento” ha sido repetido hasta el cansancio. Lo vemos en campañas publicitarias, discursos de empresas, publicaciones en redes sociales, slogans de ropa, y hasta en productos de belleza que prometen “hacerte sentir poderosa”. Pero entre tanto uso y abuso del término, surge una pregunta necesaria: ¿realmente estamos hablando de empoderamiento… o solo estamos viendo una estrategia de marketing disfrazada de causa?
Empoderarse implica mucho más que decir “yo puedo”. No es solo levantar la voz, ponerse un traje, tener una agenda llena o escribir frases de fuerza en una taza. El empoderamiento verdadero empieza con acceso, educación, independencia económica, libertad emocional y decisiones conscientes. Requiere profundidad, contexto, acompañamiento y oportunidad. Pero muchas veces, lo que vemos en medios y marcas es un discurso vacío, diseñado para vender, no para transformar.
Muchas empresas usan la palabra como bandera, pero internamente mantienen brechas salariales, promueven ambientes tóxicos o siguen excluyendo voces femeninas en espacios de liderazgo. Otras plataformas celebran “el poder femenino”, mientras presionan estéticamente a las mujeres para cumplir con ideales inalcanzables. ¿Eso es empoderamiento o solo una imagen rentable?
El problema no está en usar la palabra, sino en vaciarla de significado. Convertirla en una tendencia visual más, cuando debería ser un compromiso real con el cambio. Porque empoderar no es solo mostrar fuerza, sino también acompañar procesos: ofrecer espacios seguros, abrir caminos a otras, validar emociones, construir comunidad.
No todo lo que brilla es poder. A veces solo es una campaña con buen diseño.
Y ahí radica la importancia de diferenciar el discurso del impacto. Porque cuando una mujer realmente se empodera, no necesita etiquetas: lo muestra con su autonomía, su capacidad de elegir, su paz, su voz firme y su vida construida desde la verdad, no desde una estrategia.
Entonces, la próxima vez que escuches o leas la palabra “empoderamiento”, hacé la pregunta que muchas evitamos:
¿Esto me inspira… o solo me quieren vender algo más?