Abraza a la niña que fuiste

Abraza a la niña que fuiste

Todos llevamos dentro a la niña que fuimos alguna vez. Esa pequeña llena de sueños, miedos, alegrías y heridas. Sin embargo, a medida que crecemos, tendemos a olvidar su presencia. Nos volvemos adultas que intentan encajar en un mundo que exige ser fuertes, independientes y perfectas. Pero, ¿qué sucede con esa niña que dejamos atrás? ¿Por qué tantas veces evitamos mirarla, escucharla, o incluso, abrazarla?

El libro “Abraza a la niña que fuiste” nos invita a hacer justamente eso: reconectar con esa versión de nosotras mismas que sigue viva en nuestro interior, aunque la ignoremos. A través de sus páginas, aprendemos que las heridas que sufrimos de niñas, las inseguridades que desarrollamos y los traumas que cargamos no desaparecen con la edad; simplemente se esconden bajo capas de responsabilidades y experiencias adultas. Y, muchas veces, son esas heridas no sanadas las que influyen en cómo enfrentamos la vida hoy.

Abraza a la niña que fuiste, nos dice el libro, no como un acto de nostalgia, sino como un acto de sanación. Para crecer realmente, es necesario mirar hacia atrás y validar lo que sentimos en aquellos años formativos. ¿Qué necesitabas entonces que no recibiste? ¿Qué palabras te dolieron y nunca sanaron? ¿Qué sueños abandonaste por miedo o por creer que no eras suficiente?

Al abrazar a esa niña, le damos permiso para ser escuchada, para expresar lo que alguna vez reprimió. Le damos la oportunidad de decirnos lo que todavía necesita y, lo más importante, le damos el amor y la validación que quizás nunca tuvo. Este acto de compasión hacia nuestra versión más joven tiene un poder transformador. Al sanar a la niña que fuimos, comenzamos a sanar a la mujer que somos hoy.

El libro también nos recuerda que, aunque el pasado esté lleno de experiencias dolorosas, también está lleno de belleza. La niña que fuimos es un reflejo de nuestra esencia más pura, antes de que el mundo nos moldeara con sus expectativas y juicios. Abrazarla es un recordatorio de quiénes somos realmente, de nuestra capacidad para soñar, reír y sentir sin restricciones.

En un mundo que nos empuja a avanzar sin mirar atrás, “Abraza a la niña que fuiste” nos ofrece una pausa para reflexionar, sanar y reconectar con nuestras raíces emocionales. Es una invitación a entender que nuestro crecimiento no depende de ignorar el pasado, sino de integrarlo con amor y comprensión. Porque solo al abrazar a esa niña, podemos convertirnos en la mujer que realmente estamos destinadas a ser.

Regresar al blog

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.