Cuando el mundo cambia, nosotras estamos presentes: una nueva era energétic
La economía global se encuentra en un punto de inflexión. Recientemente, China y Rusia firmaron un memorando para construir el gasoducto Power of Siberia 2, que transportará 50 mil millones de metros cúbicos de gas desde Siberia hacia China. Esta iniciativa, anunciada durante una reunión entre Xi Jinping y Vladimir Putin, podría transformar los flujos del comercio de energía mundial, especialmente tras la disminución de exportaciones rusas hacia Europa. Aunque el proyecto aún no detalla los precios, representa un posible cambio en la dependencia energética global.
Esta alianza no solo refuerza los vínculos estratégicos entre ambos países, sino que también refuerza la postura de China como un refugio energético en medio de la inestabilidad en el Medio Oriente. Su creciente autonomía energética podría tener efectos colaterales en los mercados globales, afectando desde la inflación hasta la geopolítica comercial.
Para las mujeres lectoras, es una invitación a entender cómo las decisiones macroeconómicas afectan el costo de vida, la seguridad energética y las oportunidades laborales. Más allá de cifras, este acuerdo plantea futuras repercusiones en la sostenibilidad, la protección ambiental y la diversificación de fuentes energéticas.
Este cambio energético también abre preguntas sobre equidad y resiliencia. ¿Se están considerando alternativas limpias y accesibles para las comunidades rurales y mujeres agricultoras? La forma en que los gobiernos integran estos proyectos definirá quién se beneficia y quién queda marginado.









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