Un tratado que podría detener una carrera suicida: hora de actuar con urgencia.

En una propuesta sin precedentes, la Iniciativa del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles busca frenar la expansión de petróleo, carbón y gas a nivel global, cambiando el foco de la demanda a la oferta como estrategia para combatir el cambio climático.

La iniciativa ya cuenta con respaldo de más de 4 000 organizaciones, 120 ciudades, 101 premios Nobel y más de 3 000 científicas y científicos, y se espera que se formalicen las negociaciones en la próxima COP 30 que se celebrará en Belém.

Inspirado en tratados exitosos como los relativos a minas terrestres o armas químicas, esta propuesta apuesta por deslegitimar los combustibles fósiles y crear un marco legal global que frene su proliferación.

Países como Brasil analizan la propuesta, considerándola pieza clave para impulsar una transición justa. Se contemplan incentivos como alivio de deuda y cooperación comercial para apoyar esta transformación.

¿Qué significa esto para las mujeres? En un escenario donde somos las primeras afectadas por la contaminación, la desigualdad energética y los derrames, este acuerdo podría viabilizar un futuro más seguro y sostenible.

Esta propuesta representa esperanza y responsabilidad colectiva: exige nuestra voz activa para impulsar políticas reales, asegurar acceso equitativo a energía limpia y defender una transición justa para todas.