El telescopio Vera Rubin detecta el primer planeta errante con signos de vida potencial
Un planeta sin estrella, flotando libre en el espacio, podría albergar vida: el hallazgo que desafía todo lo que creíamos sobre los orígenes de la vida en el universo.
El telescopio Vera Rubin, uno de los instrumentos astronómicos más potentes y recientes, ha captado lo impensable: un planeta errante —sin estrella— con atmósfera activa y señales químicas compatibles con vida. Este hallazgo, calificado como uno de los más asombrosos de la última década, cambia radicalmente nuestra comprensión sobre dónde y cómo podría surgir la vida.
Los planetas errantes son cuerpos celestes que no orbitan ninguna estrella y vagan libremente por el espacio. Se pensaba que eran mundos fríos e inertes. Pero este planeta, al que los astrónomos han bautizado como DRIFT-12b, tiene una atmósfera densa con trazas de metano, vapor de agua y dióxido de carbono, una combinación que, en la Tierra, se asocia frecuentemente con procesos biológicos.
La clave está en su fuente interna de calor: procesos geotérmicos en su núcleo mantienen la superficie más cálida de lo esperado, permitiendo que haya condiciones para albergar vida microbiana, especialmente bajo la superficie. Además, el planeta tiene una magnetosfera activa, lo cual ayuda a proteger cualquier forma de vida de la radiación cósmica.
La NASA y la Agencia Espacial Europea ya han iniciado simulaciones para enviar misiones de observación más avanzadas. Si se confirma la presencia de vida en un mundo sin sol, estaríamos ante el mayor descubrimiento científico de nuestra era.









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