
La despedida de nuestra mascota
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Hay despedidas que no se dicen con palabras. Se dicen con una mirada. Con un suspiro suave. Con un movimiento leve de cola que, aún en el final, sigue demostrando amor. Porque cuando un perrito se va, no solo deja su cuerpo; deja una huella en el alma de quienes lo amaron.
A lo largo de su vida, una mascota no pide demasiado. Solo tiempo, presencia, caricias sinceras. No mide el amor en cosas materiales, sino en gestos. Y cuando llega el momento de partir, no lleva consigo juguetes ni premios. Se lleva recuerdos: los paseos, las tardes en el sillón, las veces que lo consolaste sin darte cuenta.
Por eso, su partida es tan dura. Porque nunca se está listo para perder a quien te dio su vida entera sin pedirte nada a cambio. Pero incluso en ese último adiós, los perritos nos dejan un mensaje. Un legado emocional que muchos llaman el testamento del perrito.
🐾 La despedida🐾
"Si estás leyendo esto, ya no estoy a tu lado. Pero no llores tanto, porque me fui lleno de amor.
Te dejo mis mañanas, esas en las que me esperabas con los ojos medio cerrados, pero igual me sonreías.
Te dejo mis ladridos cuando alguien se acercaba, porque aunque eras tú quien me cuidaba… yo siempre intenté protegerte.
Te dejo las veces que jugamos, y también las que me ignoraste porque estabas cansado… te entendí igual.
Te dejo las veces que te vi llorar en silencio y me acosté a tu lado sin decir nada. Solo para que supieras que no estabas solo.
Te dejo mi olor en esa esquina donde solía dormir, el rincón donde aún me vas a buscar con los ojos.
Te dejo las carcajadas que provocaba cuando hacía alguna tontería, y las veces que me regañaste pero después te arrepentiste.
Te dejo mis canas, que llegaron antes que las tuyas, pero que nunca me impidieron mover la cola por ti.
Te dejo mi tiempo, mi lealtad, mi alma… todo te lo entregué sin reservas.
Y te pido una sola cosa:
Ama de nuevo. No tengas miedo. Adopta a otro como yo.
Enséñale que existe un corazón como el tuyo.
Porque el mío, aunque dejó de latir, late aún en tus recuerdos.
No me digas adiós… susúrrame 'gracias'.
Porque vivir contigo fue mi mayor regalo."
Los animales no necesitan grandes discursos para amar. Su existencia es una lección viviente de fidelidad, paciencia y entrega. Aprendamos de ellos. No esperemos a perder para valorar. No dejemos para mañana ese abrazo, ese juego, ese momento.
Y cuando llegue el día en que tengamos que dejarlos ir, que sea con gratitud y no con culpa. Porque si hay algo que ellos nunca hacen… es guardarnos rencor. Solo amor.
1 comentario
Que hermoso, me hizo recordar la perdida de mi perrito hace unos años me dolió mucho pero el vive en mi corazón y en sus recuerdos, porque me dio el amor mas puro y noble.