Porqué esta sección Tabú
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En nuestra sociedad, hay temas que parecen estar envueltos en silencio, temas que son incómodos de tratar y que, por alguna razón, hemos aprendido a evitar. Estos temas, conocidos como tabúes, tienen un poder especial: a menudo son los que más necesitamos discutir y comprender, pero son los que más se esconden bajo la alfombra.
Uno de esos grandes tabúes, especialmente entre las mujeres, es el de las expectativas sociales sobre el cuerpo, la maternidad y el envejecimiento. A lo largo de la vida, nos enfrentamos a constantes presiones de cómo deberíamos vernos, comportarnos o sentirnos, y rara vez se nos da el espacio para cuestionar estas normas o hablar abiertamente sobre los sentimientos que generan.
¿Por qué seguimos guardando silencio? La respuesta puede estar en el miedo al juicio o a ser vistas como diferentes, pero también en la costumbre de ocultar todo aquello que se desvía de lo "aceptable" según la sociedad. Sin embargo, este silencio tiene un costo. Cuando no hablamos de estos temas, cuando no abrimos espacios para discutir lo que nos inquieta, terminamos cargando con emociones de culpa, vergüenza o frustración que nos impiden ser auténticas.
Es hora de romper el tabú. Es tiempo de hablar sin miedo sobre lo que verdaderamente importa: las inseguridades que todas compartimos, los desafíos emocionales que nos afectan y las realidades que muchas veces se ignoran. Hablar de estos temas no solo nos libera a nosotras mismas, sino que también ayuda a otras mujeres a sentirse comprendidas y acompañadas.
El poder de discutir lo que es tabú no está en escandalizar, sino en humanizar. En reconocer que todas, en algún momento, hemos sentido que no encajamos en esos estándares impuestos. Es liberador decir: "no soy perfecta y no tengo que serlo" y permitir que otras mujeres también se sientan seguras para compartir sus realidades.
La sección Tabú en esta revista no es solo un espacio para hablar de lo que incomoda, sino para empoderar a las mujeres a ser auténticas, a desafiar esas creencias que nos limitan y a recordarnos que nuestra fuerza reside en abrazar todas las partes de quienes somos, incluidas aquellas que nos enseñaron a ocultar.
Hablemos de lo que nadie más quiere hablar. Abramos el diálogo sobre nuestras verdades, porque al hacerlo no solo rompemos el tabú, sino que construimos una comunidad más fuerte, unida y real.