"El peligro no siempre viene de la calle… a veces empieza en los baños públicos."

Tras un reciente fallo del Tribunal Supremo del Reino Unido que redefinió legalmente quién es “mujer”, se han multiplicado los casos de acoso hacia mujeres no conformes con los estereotipos de género.

Reportes señalan agresiones verbales, empujones e incluso escupitajos a mujeres trans y cisgénero cuya apariencia no encaja con las expectativas normativas. Los baños públicos se han convertido en escenarios de discriminación y violencia.

Organizaciones feministas y de derechos humanos alertan que la sentencia, lejos de proteger, está legitimando la exclusión y el hostigamiento. Además, señalan que esta situación genera miedo en espacios que deberían ser seguros para todas.

La consecuencia es clara: cuando una ley envía un mensaje de quién pertenece y quién no, los prejuicios se sienten autorizados para actuar. Esto erosiona la convivencia y fortalece la intolerancia.

Frente a esto, colectivos y activistas insisten en la necesidad de políticas inclusivas que garanticen que todos los espacios públicos sean libres de discriminación, sin importar identidad o expresión de género.