Todavía cuesta demasiado alcanzar la cima

Todavía cuesta demasiado alcanzar la cima

El liderazgo femenino, aunque cada vez más visible, sigue enfrentando barreras que parecen difíciles de romper. A nivel empresarial, político y social, las mujeres aún encuentran techos de cristal que limitan su ascenso, pese a que la capacidad y el talento están más que demostrados. El panorama actual muestra que, tras varios años de avances continuos, incluso puede haber retrocesos cuando la igualdad no se protege de manera firme.

En grandes corporaciones internacionales se ha visto cómo la representación de mujeres en cargos ejecutivos ha disminuido en el último año, después de casi una década de crecimiento. Este descenso prende las alarmas, ya que demuestra que el progreso no es lineal y que, si no se defiende, se corre el riesgo de perder terreno conquistado. Las voces expertas insisten en que la diversidad y la inclusión no son un lujo ni una tendencia, sino una necesidad para la innovación y la justicia social.

El tema no se limita al ámbito empresarial. En la política, aunque hay ejemplos inspiradores como el de Angela Merkel o Jacinda Ardern, lo cierto es que los liderazgos femeninos todavía son escasos y suelen enfrentarse a un escrutinio más duro que el de los hombres. Las mujeres que llegan a posiciones de poder no solo cargan con sus responsabilidades, sino también con la presión de representar a todo un colectivo.

Aun así, cada mujer que rompe estas barreras se convierte en referente y modelo para miles de niñas y jóvenes que sueñan con liderar. La representación importa, y cada rostro femenino en la cima envía un mensaje claro: sí es posible. El reto ahora es garantizar que esas victorias no sean excepciones, sino la norma.

 

 

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