Confía en ti: la fuerza que no retrocede

Confía en ti: la fuerza que no retrocede

Confiar en ti no es cerrar los ojos y saltar: es abrirlos y avanzar con la frente en alto. Es reconocer que llevas dentro una fuerza que no siempre hace ruido, pero sostiene. La confianza nace cuando eliges honrar lo que sientes y perseverar en lo que crees, aun cuando el camino parezca cuesta arriba. No se compra: se construye paso a paso, con disciplina, con ternura contigo misma y con la bendición de Dios guiando cada decisión.

Habrá días de dudas. Allí no retrocedas: detente a respirar, recuerda quién eres y por qué empezaste. Lucha sin desgastarte por complacer a todos; lucha por tu propósito. La confianza crece cuando cumples pequeñas promesas: levantarte, intentarlo otra vez, pedir ayuda, celebrar cada avance. Crece cuando te hablas con respeto, cuidas tu cuerpo, proteges tu paz, y enraízas tus sueños en el amor: amor propio, amor de familia, amor que convierte la casa en hogar.

Confiar en ti también es poner límites. Decir “no” donde te apagas y “sí” donde floreces. Es elegir la mesa que alimenta tu fe, los vínculos que edifican y las rutinas que sostienen. No estás sola: tus manos pueden temblar, pero Dios te afirma; tu voz puede quebrarse, pero tu propósito no. Camina con sensibilidad y fuerza: mujer, tu historia no termina en la prueba. La confianza es tu puente para cruzarla.

Hoy atrévete a dar ese paso que tu corazón siente. Hazlo con valentía, con amor, con familia como refugio y hogar como base. Donde otros ven límites, tú verás inicio. Y donde el miedo grite, tu fe susurrará: “adelante”.

Versículo
“¿No te lo he ordenado? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te desanimes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.” — Josué 1:9

Comentarios

No comments

Deja un comentario