Carta a mi yo del pasado

Carta a mi yo del pasado

Una historia de amor propio y valentía

 

No es fácil escribir lo que quiero expresar. No es fácil decirloLo siento, y tampoco es fácil afirmar que todo ya pasó. Sin embargo, aquí estoy, intentando encontrar las palabras correctas para dialogar desde el corazón, desde mi autenticidad de adulta.

 

Primero, quiero pedirme disculpas, perdón, o tal vez simplemente decir — lo siento—. En realidad, no sé qué expresión usar para explicarme que nunca quise pasar por todo lo que pasó. Me pido perdón porque hoy comprendí que, en aquel momento, no sabía lo suficiente de la vida como ahora. No contaba con las herramientas que hoy tengo y, sobre todo, porque el miedo siempre fue mi mayor limitación.  

 

Querida yo. Hoy me doy cuenta de que fui valiente. Una guerra que, a pesar de las lágrimas derramadas, nunca se dio por vencida. Logré traspasar obstáculos y vencí a quienes querían verme caer. ¡Hoy me miro y me sorprendo! Ya no soy la mujer inocente, dulce y temerosa que nunca dejó de intentarlo. Porque siempre tuve claro cuáles eran mis deseos y qué anhelaba alcanzar. En los momentos difíciles, mostré la fortaleza que no creía que habitaba en mí y demostraba de qué estoy hecha.

 

¡Me admiro, me felicito y me asombro! , al ver en quién me convirtió. Sé que mi versión del pasado hoy sonríe, orgullosa de verme aquí, firme y segura de quién soy. Hoy me abrazo con la fuerza y ​​la seguridad de mi yo del presente, firme y segura de quién soy y de lo que siempre quise ser.

 

¡Ha valido la pena cada tropiezo, cada lágrima y cada bajón! Porque hoy camino con la frente en alto, sabiendo que la lucha no fue en vano y que la voz que antes callaba, ahora suena con fuerza. Me celebro, me reconozco y me elijo cada día, porque he aprendido que la verdadera valentía es abrazar mi esencia y caminar con valor, amor y propósito.

 

Querida yo. Me abrazo desde mi yo del presente, segura y en paz con quien soy ahora. Agradezco todas las experiencias vividas, porque sin ellas no sería la mujer que hoy se mira con orgullo y fortaleza al espejo. Gracias infinitas, gracias. Por enseñarme tanto y por permitirme viajar por esos caminos que, aunque dolorosos en su momento, fueron necesarios para convertirme en quien soy ahora. Y a mi yo del futuro le digo: ¡vamos por más! Con la convicción de que será mejor que ayer y con la claridad de lo que siempre he querido ser.

 

Gracias, querida yo, por tu fortaleza, por seguir adelante a pesar de todo. Hoy tengo la plena confianza de que no hubo pérdidas, sino solo ganancias. Allá vamos, firmes y con el corazón abierto, lista para todo lo que la vida tiene reservada para mí.

 

Te amo y abrazo.!

 

Lesbia Álvarez

lessalvarez@gmail.com

 

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