Comencé de cero en tierra extranjera
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Soy costarricense y en el 2015 mi vida dio un giro total, en cuestión de 4 meses tomé la decisión de mudarme a Guatemala dejar mi trabajo, mis cosas y mi familia para casarme y venir a un país extranjero a iniciar de cero, me encontré en una situación desafiante: mis títulos no estaban validados y, aunque deseaba trabajar no me contratarían.
Durante años había estudiado y me había esforzado para convertirme en una profesional del marketing, pero en ese momento, no podía aplicar mis conocimientos.
Un día, decidí confiar plenamente en Dios y en el talento que Él me había dado. En una noche, espontáneamente abrí mis redes sociales y ofrecí mis servicios, y me fui a dormir.
Aunque pensaba que nadie me conocía, el Rey de Reyes me tenía en su mira y tenía algo preparado para mí.
Menos de un mes después de dar mi paso de fe, fui al dentista para una revisión dental y cómo es costumbre, me hizo preguntas mientras tenía instrumentos en la boca y, en medio de la conversación, me dijo: “Yo te vi en Instagram, ¿eres algo de marketing, cierto?” A lo que respondí con un “ajum” con el instrumental en la boca, vaya que son famosos para hacernos eso a los pacientes cierto?. Me preguntó si quería trabajar con él para llevar sus redes sociales. En ese momento, supe que era Dios contratándome a través de él y diciéndome: “Yo te veo, hija”.
De inmediato acepté la oportunidad. Al llegar a casa, le dije a mi esposo: “¡Tengo trabajo!” Y él, sorprendido, preguntó ¿cómo?. Le conté que el Dr. Carlos Suchini (uno de los mejores dentistas Guatemaltecos) me había contratado, y aunque me sentía desactualizada en redes sociales, sabía que mi creatividad e inteligencia provenían de Dios y que debía confiar en Él.
Hoy, llevo tres años trabajando para ese dentista y para otras personas que me han conocido por mis labores, no solo en la administración de redes sociales, ahora mis servicios se han diversificado donde asesoramos y ampliamos nuestra gama de servicios cómo agencia de marketig.
Cada día agradezco y entrego a Dios mi trabajo. Establecí que ningún cliente sería aceptado si sus actividades iban en contra de mis principios y de Dios. Cada proyecto comienza con una oración conjunta, poniendo todo en manos de Dios para que nuestro trabajo sea de edificación para los demás.
Hoy te digo: no tengas miedo, confía en tu talento y entrega tus sueños a Dios. Él será el proveedor de ellos. Recuerdo como ayer que lo primero que hice fue agradecer y entregar a Dios mi trabajo, y desde entonces, he visto Su mano guiándome en cada paso. ¡Confía y verás las maravillas que Dios puede hacer en tu vida!
Yoli Artavia Marketing
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