¿Con qué mirada te ves?

¿Con qué mirada te ves?

Esta frase se leerá contradictoria y ambigua, pero realmente nace del ejercicio de tomarme el tiempo de observar con curiosidad y sin sesgo la imagen de un avatar reproducido tomando de base una de mis fotografías subidas a mis perfiles sociales y decirme que hermosa eres siendo tú. Sí, esa versión que cuando se suelta y disfruta los momentos puede coquetear frente a la cámara y mostrar su lado más sociable (por llamarlo de alguna manera).

Este ejercicio de verme con otros ojos me invitó a reflexionar sobre cómo me he percibido por mucho tiempo y lo que me cuesta reconocer qué mi aspecto físico ha sido siempre un tema pendiente por resolver. Es muy difícil darme cuenta de que por años no me he percibido como “bonita” y más bien me escondía por esas inseguridades que se van generando desde siempre, tal vez por los estereotipos que nos impone la sociedad o por la mala práctica de compararse con las demás en esos estándares de belleza.

He sido de las que rehúyen de las fotografías porque soy muy crítica y empiezo a buscarme algún defecto como si estoy pasadita de peso o tengo muy pronunciada alguna arruga, cosas realmente banales que me han calado profundamente hasta lastimar. Esa falta de aceptación se traduce en una baja autoestima y todas sus implicaciones, una de ellas, es subestimarse.

Tomar conciencia de esa baja autoestima no es tarea fácil, pero requiere primero de valentía para examinar las causas de esta, y luego buscar ayuda profesional para iniciar el proceso de sanación trabajando en uno mismo para soltar programaciones y otras creencias nada positivas.

Ahora abrazo la imagen de quién soy y cómo soy; me veo con los ojos del alma, con ojos de amor… Ese amor que abraza a la niña insegura que alguna fui y que ha trabajado para convertirse en una mujer resiliente, auténtica y confiada en que su belleza es el reflejo de su esencia. También sé que ya no soy quien no quiere fotos por el contrario pongo mi mejor sonrisa para el mundo pero sobre todo para mí.

Por último, agradezco a todas esas maravillosas personas que han sido sumando en mi vida y me han hecho sentirme amada.

 

Escrito por:
Patricia Orantes
Comunicadora
patricia.orantes@gmail.com
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