El momento que tuve que ser fuerte cuando no quería serlo

El momento que tuve que ser fuerte cuando no quería serlo

Cada vez que iniciamos un año, no tenemos ni idea de cómo lo terminaremos. En mi caso, estoy terminando un año 2025 de una manera que no hubiera imaginado que iba a terminar. Después de un período de casi 7 años de venir atravesando diferentes valles, desiertos y tormentas, sentí que finalmente había llegado a buen puerto y que este sería un buen año. Y, resultó ser un año bastante duro, con varios momentos en donde tuve que ser fuerte, aunque no sentí especialmente la fuerza para serlo.

Experimenté cambios trascendentales que marcaron un antes y un después en mi vida tanto a nivel personal como profesional. Por un lado, experimenté un cambio drástico a nivel laboral; si bien es cierto, venía buscando ese cambio para tener mayor paz en mi vida, cuando las cosas ocurren de repente, aunque lo deseamos, no deja de movernos profundamente, pues nos enfrentamos a la incertidumbre de “ahora qué va a pasar”, los cambios asustan, dan miedo, es normal, es parte del proceso, lo elemental es que ese miedo no nos paralice; y aún con miedo sigamos adelante. Y este fue el primer momento del que quiero hablar en dónde, puedo decir que tuve que ser fuerte, una vez más, por mí y por mis hijos; y seguir adelante, confiando en que esta era la mejor decisión para mi bienestar integral, del que tanto hablo y predico. Y así fue, llegó a mí una nueva oportunidad que venía buscando desde hacía tiempo, como todo en la vida, cuando una puerta se cierra, otra se abre; y las experiencias difíciles nos dejan enormes aprendizajes. De esta experiencia aprendí que muchas veces, por salud mental y emocional es preciso soltar, confiar y actuar; y reinventarnos las veces que sea necesario, y eso fue lo que hice.

El segundo momento duro que me dejó este año 2025 fue la partida de mi hermana mayor, llegó como un tsunami a nuestras vidas. Otro momento en donde tocó ser fuerte cuando no quería serlo, porque nuestro padre estaba en el hospital, su estado de salud era crítico, no pudimos decirle que su hija se había adelantado, y ya no estaba más entre nosotros. Esos meses que siguieron a la partida de mi hermana fueron especialmente difíciles, tuvimos que sacar fuerzas, todos como familia, para estar de pie por nuestro padre. Cinco meses después de la partida de mi hermana, el 21 de noviembre, deja este plano terrenal nuestro padre, luego de un año de mucho sufrimiento: tocó ser fuerte nuevamente. Quizás por venir sosteniendo tanto, que la verdad, ya no sabía ni cómo llorar. Los días posteriores a su partida, empecé a vivir todo en retrospectiva, recodando cada momento con él y con mi hermana, procesando de a poco, tanto que había ocurrido en tan poco tiempo este año 2025. Y, aquí estoy, escribiendo estas líneas, en mucho como un proceso de sanación para permitir desahogar un poco de todo esto que llevo dentro, atorado en el pecho y en el corazón: porque la vida continúa, porque hay que seguir, aunque no queden fuerzas, aunque cueste levantarse cada día, aunque lo único que quisiera es quedarme acostada en la cama porque no hay fuerzas para atender las demandas que trae consigo cada día, pero hay que continuar, es preciso seguir.

A veces pareciera que estamos realmente sosteniendo demasiado, son momentos en donde sentimos que las fuerzas no dan para más. Pero es, en esos momentos, donde debemos tomarnos de todos los recursos que tenemos dentro de nosotros para poder sobrellevar los procesos difíciles a los que nos enfrentamos a lo largo de la vida. Puedo contarte que, si estoy escribiendo hoy este artículo, es precisamente porque me he tomado fuertemente de la mano de Dios, la presencia de mis hijos, amigos y familia, han sostenido fuertemente los últimos meses, ya lo largo del año que está por terminar y que ha transcurrido de esta extraña manera, que al final nadie lo puede explicar.

También es preciso resaltar que hay momentos en donde toca soltar, y dejar toda carga en las manos de Dios; y permitir la ayuda y el acompañamiento amoroso de quienes con afecto y cariño vienen a sostener en estos momentos en donde toca ser fuerte, aunque no sepamos realmente cómo hacerlo. La presencia, a veces silenciosa, en estos momentos difíciles, de quienes nos aman, es vital, para poder transitar por las aguas oscuras a las que nos enfrentamos ante la pérdida de un ser querido que se ha adelantado al lugar a donde todos algún día iremos también a descansar; o la pérdida de un empleo, un diagnóstico de una enfermedad terminal, una separación. Tantos duelos por los que atravesamos como seres humanos en la vida, instantes en donde muchas veces toca ser fuertes por los que amamos, pero que idealmente no deberíamos atravesarlos solos.

Ojalá cuando alguien necesite de nuestro consuelo y apoyo, podamos ser esa presencia que un día nosotros también podemos llegar a necesitar.

Las redes de apoyo son esenciales para transitar los duelos y poder avanzar, aunque no sepas cómo, con paciencia y fe, un día se logra superar.

 

Por:

Erika Barrientos

Mercadóloga y Coach de Vida

Comentarios

No comments

Deja un comentario