Déjalos volar, acompañalos a volar, volemos juntos.
Dejarlos volar es una frase comúnmente utilizada cuando los hijos crecen y salen de casa a otro hogar. Se escucha muy normal y tu intelecto acepta que es una etapa de la vida. Pero luego interfiere tu sistema límbico (emocional) enviando alertas de que algo está cambiando, de manera que tu interpretación de ese vuelo ya no es tan placentero y racional sino que pareciera que algo se te está escurriendo por las manos. Y si analizamos la frase, ´dejalos¨ ya viene cargado de emociones de algo que alguien te quiere convencer a hacer. Entonces qué dices si cambiamos la frase para que sea más placentero y realmente una etapa normal. Te parece acompàñalos a volar, o volemos juntos.
¿A cuál frase debemos de cambiarla?
No se si ya te tocó vivir lo mismo que a mí o talvès te tocará. Vengo de una familia muy unida de esas que todos vivían cerca y era de lo más normal tener la atención, el cariño y consejos de abuelos, tíos, y primos. Eso era lo que yo imaginé con mi propia familia hasta que la sociedad me vendió la idea de que vivir en otro país era lo mejor para salir ¨adelante¨. Ahora me pregunto, ¿mejor para quién? ¿adelante de qué o quién?
Nuestra historia en Canadá inició en el 2013. Con mi esposo decidimos llevar a nuestros hijos a esa mejor vida, y empaquetamos nuestros sueños en 10 maletas. Después de 3 meses yo supe que Canadá no era donde quería vivir y entonces engañaba a mi mente diciéndole que era parte del proceso de adaptación. Después de 2 años me di cuenta que la instrucción académica era formidable, y entonces lo que más deseaba era traer el Método Montessori a Guatemala tal y como lo trabajaban en Canadá, eso me mantuvo ocupada y preparándome.
Luego acepté que no sería capaz de quedarme a vivir en Canadá, de que mis hijos serían felices donde nosotros (los padres) fuéramos felices y que me dolía mucho quitarles la oportunidad a mis hijos de experimentar el amor incondicional de vivir cerca de la familia extensa. Además de otros pequeños detalles como el fuerte y largo invierno y la escasez de frutas y verduras frescas.
Entonces tomamos la decisión de regresar a Guatemala no sin antes dejar en Canadá una ventana abierta para nuestros hijos. Hace un par de años nuestros hijos tomaron la decisión de dejar el hogar aprovechando la ventana que un día dejamos abierta en ese país. Racionalmente estaba convencida que era su momento de volar, me convencí de que nosotros lo habíamos planeado al dejar esa ventana abierta. Pero de nuevo viene el sistema más sensible del cerebro, ese que siente, e interpreta las emociones aparece y dice: necesito procesar este vacío, esa despedida, ese abrazo que no tengo, esa necesidad de sentir que tengo el control aunque no lo tenga.
No se cual sea tu experiencia pero acoger nuestras emociones en cada etapa de nuestra vida es primordial. La etapa donde los hijos crecen y salen de casa para construir su propia vida es algo normal, pero no por eso sencillo. Debemos entender que ellos no nos están dejando para ellos volar, sino que están integrándose al mundo a su manera. También debe estar claro que el hecho de que no vivan bajo nuestro techo no cambia el amor que ellos sienten por nosotros, así como nuestro amor de padres nunca desaparece aunque no los veamos.
Por otro lado recuerda que los adultos necesitamos sentirnos amados incondicionalmente. Así que exprèsalo de alguna manera. También acepta que ellos deben equivocarse, caer y levantarse para poder aprender y sentirse orgullosos de sus logros. Si ellos saben que tu amor es incondicional, regresaran a casa, a cargarse de tu amor incondicional que será su fuerza para salir adelante.
Y por último no dejes de aconsejarles, porque aunque a veces los padres creemos que no nos escuchan los estudios científicos dicen lo contrario. Sì escuchan pero asimilan a su propio ritmo.
Disfruta cada etapa de tu vida, los momentos llenos de bullicio y los momentos de silencio, los acompañados y los solitarios porque cada etapa es necesaria para que tu mente y cuerpo se conecten espiritualmente y vuelvas a la humanidad. El ser humano transita acompañado, en comunidad. Te acompaño porque un día sentimos lo mismo, caímos, crecimos y seguimos volando. Nunca pierdas la Fe porque los milagros suceden hoy. Mejor volemos juntos.









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