¡Hoy me elijo!
Mayo llega con la calidez de sus días, con el florecer de los jardines, con los colores que iluminan el paisaje y mariposas que vuelan sutiles, anunciando la belleza de lo simple. Todo a nuestro alrededor parece decirnos que es tiempo de florecer, de levantarnos con energía, con entusiasmo y sonreír más. Sin embargo, ¿qué pasa cuando por dentro no sentimos eso? ¿Qué pasa cuando el alma no acompaña ese tiempo?
No siempre estamos bien. A veces, no podemos. No porque no queramos, simplemente porque los problemas nos agobian y las actitudes de otros nos envuelven. El cuerpo ya no puede, necesita descansar, necesita un tiempo para pensar y un pensar sin tiempo. La mente se agota.
Aunque no siempre sepamos la causa, sentimos un cansancio profundo, como si estuviéramos cargando algo invisible que pesa demasiado. Entonces, llega el momento de hacer una pausa. De escucharnos, de detenernos. ¡Hoy, decidí hacerlo! ¡Hoy, me elegí!
Solté todo por un instante: los pendientes, las exigencias, las llamadas, las redes, las expectativas de otros, solté sin pensar. No fue fácil, porque soy una persona responsable, pero es necesario. A veces, el alma necesita silencio. Necesita un descanso mental y emocional para poder comprender lo que se está sintiendo, para entender el porqué de tantas emociones acumuladas.
Me detuve no para rendirme, sino para reencontrarme. Para sentir. Para llorar. Para abrazarme sin esperar que otros lo hagan. Para entender que soy la única que se debe amar sin medida. Y desde ese lugar vulnerable, me di cuenta de algo, que elegirnos a nosotras mismas no es egoísmo, es amor propio. ¡Es respeto! Es una forma de valentía silenciosa.
Sé que no soy la única. Hay muchas que se han sentido así: cansadas, abrumadas, con ganas de salir corriendo o simplemente desaparecer por un rato o para siempre. Hoy hablo desde mi vulnerabilidad, para decir que está bien no estar bien. ¡Que es válido detenerse! ¡Que es válido no hacer nada! Dormir, descansar, no bañarnos, no cambiarnos. Porque al reencontrarnos, comenzamos a florecer desde lo más profundo de nuestro ser.
Porque florecer, no siempre se ve como una sonrisa frente al espejo. A veces, florecer es llorar en silencio, soltar culpas, reconocer el dolor y aun así sostenerse con amor. ¡Hoy me elijo! Me escucho, me abrazo, me reconozco. Y desde ahí, desde ese lugar tan íntimo y real, empiezo a sanar. Empiezo a florecer, aunque sea lentamente. Porque eso también es valentía.









Tus palabras me resuenan, Lesbia porque a todas nos pasa como tu dices vivir esas emociones en el dia a dia. Pero debemos priorizarnos, valorarnos y amarnos con nuestras luces y sombras. Darnos el tiempo para estar consigo misma: comer lo que nos gusta, darnos un baño, salir a caminar, leer un libro o algo para enriquecer nuestra alma, tomar un cafe o un delicioso helado… porque al final del dia
( sola o acompañada) me tengo a mi.
Tus palabras me resuenan, Lesbia porque a todas nos pasa como tu dices vivir esas emociones en el dia a dia. Pero debemos priorizarnos, valorarnos y amarnos con nuestras luces y sombras. Darnos el tiempo para estar consigo misma: comer lo que nos gusta, darnos un baño, salir a caminar, leer un libro o algo para enriquecer nuestra alma, tomar un cafe o un delicioso helado… porque al final del dia
( sola o acompañada) me tengo a mi.
Tus palabras me resuenan, Lesbia porque a todas nos pasa como tu dices vivir esas emociones en el dia a dia. Pero debemos priorizarnos, valorarnos y amarnos con nuestras luces y sombras. Darnos el tiempo para estar consigo misma: comer lo que nos gusta, darnos un baño, salir a caminar, leer un libro o algo para enriquecer nuestra alma, tomar un cafe o un delicioso helado… porque al final del dia
( sola o acompañada) me tengo a mi.