Madre de adolescentes
Nadie se escapa de esta etapa. Cada uno de nosotros la experimentó y si tienes hijos tendrás que vivirla. Pensé en algún momento que me había salvado de las complicaciones normales con una de mis hijas, pero me di cuenta que en algunos hijos llega antes y en otros llega después pero siempre llega.
Una etapa complicada porque nosotros los padres queremos entender y aconsejar a nuestros hijos de acuerdo a nuestros sueños y experiencias, cuando ellos ni siquiera saben quién quiere ser, mucho menos que quieren hacer. Es una etapa donde debes saber que su barquito tambalea más fácilmente hacia donde la corriente lo lleva porque aún no sabe hacia dónde quiere ir.
Actualmente es doblemente complicado porque la mayoría de los adolescentes están construyendo dos identidades, la real y la identidad virtual. Sólo hasta que la madurez les hace entender que son uno solo, y que la transparencia les dará paz podrán integrarlas y tener una sola identidad.
Por eso los padres debemos tener paciencia en esta etapa. Debemos hacerles saber y sentir que los acompañamos en sus decisiones y que es de humanos confundirse, y tirar la toalla pero solo para lavarla y usarla de nuevo.
El entrenamiento para la vida adulta, y para poder transitar exitosamente por esta etapa de empoderamiento inicia desde el nacimiento. Desde muy pequeños podemos darles la posibilidad de tomar decisiones muy pequeñas, como el color de short que desean ponerse, el tamaño de manzana que desean comer. Y de acuerdo a la edad podrán ir ampliandose, como por ejemplo el horario para bañarse, el deporte que desean practicar, solo después de haberles enseñado a hacer un análisis de lo que más le conviene. Las negociaciones son parte importante del entrenamiento, pero recuérdales que hay asuntos no negociables.
En la etapa de la adolescencia la corteza prefrontal que nos ayuda a la toma de decisiones se está terminando de desarrollar, por lo tanto es indispensable que procuremos espacios de aprendizaje y toma de decisiones, porque aún los podemos acompañar. Una vez salgan del hogar ellos estarán preparados para tomar las mejores decisiones porque ya han habido escenarios de práctica que los prepararon y podrán tomar buenas decisiones. Nunca le exijas a un niño o adolescente a tomar una decisión si antes no le ha dado las herramientas porque tomará malas decisiones y estas le construirán una baja autoestima. Tampoco les hagas cosas que ellos pueden hacer porque les haces creer que ellos no son capaces y que no son suficientes y siempre te necesitarán.
Equipa a tus hijos para salir al mundo sin ti, prepáralos para ser lo que ellos desean ser y no lo que otros quieren que sean (incluyéndote). Dales todo tu amor sin dejar de hacer tu papel de madre de aconsejarles, corregirles, educarles.
Somos madres humanas que cometemos errores, pero lo que debemos mostrarles a nuestros hijos adolescentes es que cada día nos esforzamos por ser mejores personas, mejores profesionales, mejores padres, mejores amigos, mejores hijos de Dios y el ejemplo es el que arrastra.
Por último recuerda que cuando tus hijos ya son adolescentes tu no eres el responsable de las decisiones que tomen, pero si del ambiente en que las tomen. Hace 12 años nos mudamos a Canadá con nuestros 3 hijos, imaginamos que era una gran oportunidad para todos. Cuando mis hijas mayores entraron a la adolescencia no logramos resistir. Era como nadar contra la corriente sin ninguna esperanza de llegar a un puerto seguro. Entonces decidimos regresar a Guatemala, donde no ha sido fácil pasar esta etapa, pero por lo menos puedes rodear a tus hijos de un ambiente con tus propios valores, creencias e incluso tener el apoyo moral de amigas y familia que comparten el mismo sentir.
Cuando te desesperas puedes llegar a creer que tus hijos no te escuchan, pero si lo hacen. Puedes pensar que no les importas, pero siempre te están observando. Puedes pensar que cometes muchos errores, pero creces. Puedes llegar a pensar que esta etapa no tiene fin, pero sí que la tiene. Ellos te amarán siempre, nunca dejarán de quererte, nunca dejarás de ser su madre, nadie puede robarte ese título. Luego vienen los buenos tiempos donde te agradecen y valoran tu esfuerzo, sobre todo cuando ellos experimentan la maternidad. Y si no lo hacen pues tu satisfacción de haber hecho tu papel será suficiente para sentirte plena y feliz.
No guardes culpas, que las decisiones que tomaste en su momento fueron las mejores con los pocos o muchos recursos que tenías en ese entonces. Nunca juzgues tu pasado desde la lente presente porque ya no es objetivo. Eres grandiosa, y siempre lo serás.
Licda Meiby Lisset Argueta de Pérez
Psicóloga Clínica. Maestría en Educación y en CCSS
Terapeuta certificada en TNS
Guía Montessori Certificada por MACTE
Fb: Montessori 4U









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