Iniciamos con un amor como ninguno, nos deseábamos todos los días, nos comíamos completos a besos. Llevábamos una vida sexual al tope, cumpliendo todo lo que nos pedíamos en la cama. Hasta que un día me preguntó él, “cuál es tu fantasía”, y pues yo tenía muchas fantasías, pero la principal, era que pudiéramos estar con otras personas mientras nos mirábamos.

Hiciemos el trato de hacerlo y buscamos el poder tener sexo con otras personas, siempre y cuando yo o él estuviéramos presentes. Encontramos una pareja con experiencia y fue una aventura altamente apasionante, llegamos a niveles de excitación como nunca antes lo habíamos experimentado, el vernos era algo muy raro, pero que tenía resultados muy provocativos.

Esto se repetía una vez al mes, donde con fecha en mano sabíamos que tendríamos nuestra aventura. Durante dos años estuvimos así, hasta que el trato se rompió. Puesto dentro de las parejas de intercambio, conocí a Jorge y cometí el error más grande que me costó mi matrimonio y fue el compararlo en la cama con mi marido. Allí iniciaron mis problemas, puesto lo que era un trato, se convirtió en una infelidad sin frenesí.

Muchas parejas platican de sus fantasías, una cosa es a los niveles que llevan estas cuando estas en la cama, y otra es cuando estas las haces realidad y la cama ya no es solamente de dos. El sexo es claro uno de las necesidades más grandes que tenemos, pero si la llevamos al extremo podemos caer en un vicio con muchos vacíos, que nos llevaran a un descontrol. No solo por los temas de la higiene si no por la naturaleza de romper lo que nos prometimos en algún momento.

Anónimo