Se inicia este artículo definiendo este concepto como el proceso por el cual las mujeres, en el encuadre de desventaja por las barreras por el hecho de ser mujer, adquieren o fortalecen sus capacidades, motivaciones y protagonismo con el objetivo de alcanzar una vida autónoma en la que puedan participar, en términos de equidad al acceso de oportunidades en la vida laboral y personal.

Habiendo dicho esto, sabemos que, en nuestra cultura, este camino ha sido difícil de alcanzar.  A pesar de que hemos vivido un adelanto, a la velocidad de la luz, en términos tecnológicos y comerciales, el papel de la mujer aún continúa creciendo poco a poco.  En la actualidad, seguimos sin enfrentarnos a las mismas oportunidades laborales.

Como empresarias o como emprendedoras, también es de nuestra responsabilidad promover estas acciones para que trabajemos en pro del cambio; y desde nuestros hogares también fundamentar estas acciones.

¿Qué acciones podemos trabajar desde nuestro entorno laboral? Estas acciones se deben transmitir (en forma de cascada) desde los puestos de liderazgo. Dar oportunidades de inclusión, educar y capacitar desde las organizaciones.

No olvidemos que las empresas o nuestros emprendimientos tienen el poder de hacer el cambio, pero en realidad todos formamos parte del cambio desde el rol que desarrollamos como profesionales y más importante aún como personas y pilares de nuestros hogares.

Así que, las invito para que, como mujeres y en nuestros roles, comencemos por entender nuestro propio rol y poder actuar en la sociedad en la que interactuamos y trabajemos por ese efecto multiplicador.