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Bienvenidas mujeres de todo el mundo…!

¡Ánimo! No vas a ser ni la primera ni la última…

Por Licda. Annie Tello

Finalmente tuve el valor de divorciarme, me había costado muchas lágrimas, horas de desvelo, estaba paralizada por el miedo y la incertidumbre… en mi cabeza revoloteaban pensamientos negativos, sentía que mi vida nunca sería igual, ¡claro que NO!, mi mundo “seguro” se derrumbaba… (¡¿cuál seguridad?!) y que nunca volvería a ser feliz (pero tampoco lo era casada).

Peor aún, mi corazón de estrujaba al pensar que mis hijos estarían traumados de por vida (como si  verme abusada e infeliz no era ya suficiente para traumarlos) y que no habría terapia alguna que los sacara adelante…

Todo era tan negro, complicado e imposible.

¿Cómo le iba a explicar a mis papas y a nuestros amigos?, (seguro ya la veían venir, y si no, éramos grandes actores). ¿Y el amor?, alguien me amaría (si ni yo me amaba en ese momento)? NO, no hay, ni habrá forma, no hay nadie allá afuera para mí, soy un fracaso…

Y el tema económico… me había casado con comunidad de gananciales (que significa que a cada uno le toca la mitad al divorciarse) pero mi EX llevaba las riendas de todo lo relacionado al dinero… Yo no tenía ahorros, no sabía llevar mi chequera, no tenía idea de cómo hacer un presupuesto… si bien era profesional, nunca ejercí mi profesión. Me había dedicado a ser ama de casa y mamá, definitivamente mis hijos y yo nos moriríamos de hambre…

Entonces el panorama era el siguiente: me quedaré sola, con hijos traumados y a ver con qué centavitos.

Y pasa el tiempo, los meses y después los años, y te das cuenta de que sí encontraste todas tus piececitas y las pegaste muy bien, sanaste tu corazón y tu alma, asumiendo la parte que te toca; absolutamente responsable de lo que salió bien y de lo que salió mal. Te das cuenta que todo pasa y no pasa nada.

Y no voy a mentir claro que es difícil, doloroso, complicado, pero sí hay una luz increíblemente brillante si uno decide prenderla y verla al final del camino.

Pero todo va a depender de cómo decidas contar tu historia, si quieres ser la víctima o mejor aún la protagonista de un nuevo capítulo en el libro de tu vida.

Genuinamente creía que el matrimonio era para toda la vida. Así estaba programada; tenía que aguantar lo que fuera, porque el divorcio es un fracaso; pero ahora puedo decir que para mí, fue una lección. Una oportunidad de crecer, conocerme, aceptarme y amarme.

¿Mis hijos? Traumaditos…. Pues durante mi matrimonio estaban aprendiendo que relaciones entre hombres y mujeres se basaban en gritar, reprochar, insultar, despreciar e incluso pegar.

Siento que esto era algo que les tocaba vivir. Dura lección de vida, lo sé. Pero el crecimiento de mis hijos inspirado por la crisis familiar los hizo fuertes, responsables e independientes.


Para mí, el divorcio es un acto muy valiente y requiere de pantalones, porque muchas mujeres, por falta de valor, inventan excusas tales como: “pobres mis hijos, no les puedo hacer eso” y “no tengo un quetzal, nunca he trabajado”, y la peor de todas “¿qué va a decir la gente?”, con tal de no hacer lo que sabemos en nuestro corazón que tenemos que hacer, por no salir de mi zona de confort y pagar el precio que se debe pagar.

Ojalá mi historia les ayude y sepan que al final del día, todo se supera y las heridas sanan.

Annie Tello

Abogada, jurista

FB @annietello

IG @annietello

www.annietello.com

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