“Todos somos genios, pero si juzgas a un pez por su capacidad para escalar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil”. – Albert Einstein

¿Te ha pasado que cuando algo no te sale como esperabas, cuando no llenas las expectativas que otras personas tenían de ti, cuando sientes que no tienes ningún talento, ni propósito; te frustras y piensas que todos los demás son súper talentosos pero que llegaste tarde a la repartición de talento?

En realidad, Dios nos ha dotado a todos de dones y talentos, estos no son comprados ni heredados, sino enseñados y perfeccionados.  Es triste, pero muchas personas han muerto sin haberse dado cuenta de la capacidad y talentos que tenían y no podemos permitir que a nosotros nos pase igual. 

El limitante más fuerte que te cohíbe a usar los talentos que hay en ti, es el temor. El temor a lo desconocido, a que no te salga bien, a las burlas, a las críticas, a desperdiciar recursos, etc.  El temor es un precio muy alto que pagamos, impuesto por nosotras mismas, para edificar barreras que nos imponemos para justificar   “no intentarlo”.

¿Qué pasaría si te dijera que mientras más lo intentes, más cerca estarás de encontrarlo?, inclusive puede que descubras que no solo tienes un talento, sino muchos y que no los tienes únicamente para ti, sino para compartirlos con los demás, esos talentos te permitirán brillar y ser luz para otras personas.

Si no sabes cómo empezar, te comparto dos maneras muy sencillas de descubrirlos:

• Pon atención a las cosas que te gustan hacer, que disfrutas, que se te facilitan, que no sientes el tiempo, que lejos de ser tedioso para ti te hace sentir feliz y satisfecho.  Generalmente esto que te hace sentir así, hace que lo hagas sin estrés, con entusiasmo, con libertad, con fluidez y lleva tu sello personal.

Puede ser un cuadro, una escultura, una comida, una canción, un artículo, una reflexión; hay tanta variedad que realmente no hay límites. A veces, es tan normal que nos salga bien, que no reconocemos que eso es un don, y que no a todos se les puede facilitar tanto como a ti.  De hecho, el practicar estas cosas y ver los resultados, te hacen sentir tan bien, que hace que vayas ganando más confianza y seguridad en ti misma y que vayas atreviéndote a explorar hacer más cosas.

• Ten seguro para qué no eres buena.  “Todos somos genios, pero no lo somos para todo”, el tener claro lo que no te gusta, lo que no quieres, lo que no se te facilita, es una manera de descartar y de ahorrarte energías, recursos y frustraciones, al intentar usar el tiempo en cosas que no se te dan; es importante que también esto lo tengas claro.    

En lo personal, cuando tomé cursos, donde mis manos eran las protagonistas para crear, no sabía que era capaz de hacer, coser, pintar, cocinar, dibujar, hasta que me atreví. Hoy te motivo a que te des esa oportunidad.

Aristóteles decía: “Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia entonces no es un acto, es un hábito” y el hábito, es la práctica repetida continuamente. Así que, sigue practicando lo que haces bien, para perfeccionarlo y atrévete a intentar cosas nuevas y diferentes; te sorprenderás cuando descubras todos los talentos que hay en ti y estoy segura se multiplicarán cuando los compartas con los demás.

Quiero compartir contigo los primeros lirios de azúcar que me atreví hacer y donde descubrí un talento que estaba escondido en mí…

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Wendy Figueroa
Orientadora Familiar
ÚNICAS ORG
FB: Wendy Figueroa