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La Mujer en el ámbito laboral y la salud ocupacional

A través de la historia la mujer poco a poco ha ganado espacio en el ámbito laboral, pues siempre estuvo supeditada a labores domésticas y a un rol netamente familiar, limitando así su capacidad de desarrollo profesional y negándosele la oportunidad de realizarse como persona, a diferencia del hombre que desde siempre ha salido a trabajar.

El desarrollo social experimentado por la humanidad y la creciente e imperiosa necesidad de satisfacer necesidades indispensables, así como los cambios en el modelo familiar tradicional, llevaron a las mujeres a desarrollar distintas tareas de trabajo. Las guerras también obligaron a que los hombres dejaran sus trabajos comunes y se unieran a las fuerzas militares, incidiendo directamente en el desarrollo de actividades productivas y obligando a la mujer a tomar mayor participación en la productividad, no solo agrícola sino comercial.

En países en vías de desarrollo, como el nuestro, la mujer juega un importante papel en la elaboración de productos artesanales y en el comercio, permitiéndole obtener recursos económicos sin olvidarse de la crianza de los hijos ni descuidar la responsabilidad en las tareas del hogar, pero lastimosamente, en el ambiente laboral, no se gozan de las mismas consideraciones y remuneración que los hombres.

El espacio ganado ha permitido que el rol de la mujer dentro de la industria crezca, se fortalezca y alcances puestos cada vez más importante en áreas productivas, administrativas y de toma de decisiones. La lucha de la mujer por demostrar que tiene la capacidad de ejercer cualquier puesto en los lugares de trabajo ha repercutido en su carga laboral por su rol de madre, esposa y trabajadora.

Esta situación provoca actitudes intrínsecas a su condición de madre, pues las actividades laborales nunca deben poner en peligro la salud de la mujer ni la de su hijo; por tal razón surgen leyes destinadas a proteger a la mujer en el periodo gestacional y de maternidad. La seguridad social se encarga de resguardar a la mujer en esta etapa de la vida, pero el desgaste de cumplir con tareas laborales y del hogar siguen pasando la factura a muchas de ellas.

Actualmente la salud de la mujer se sigue desgastando y pese a los esfuerzos por diferenciar las tareas del hogar de las asalariadas, esta doble responsabilidad parece transformarse. Si hacemos un análisis de riesgo laboral muchas de ellas pueden producir accidentes o enfermedades de trabajo, que con el tiempo merman su salud.

Pero no solo esto es un aspecto que debemos de cuidar de una mujer trabajadora.  Cuando una mujer se encuentra en el puesto de trabajo deben tomarse en cuenta aspectos propios del género ya que ella entra en contacto con el uso de máquinas, equipo y ambiente laboral; estos aspectos en muchos lugares de trabajo pasan desapercibidos.

Al utilizar herramientas o máquinas las mujeres enfrentan limitaciones ya que muchas están diseñadas para el sexo masculino y debe realizar un doble esfuerzo para su manipulación. Si hablamos del uso del equipo de protección personal debe ser ajustado a su anatomía en cualquier puesto de trabajo porque, de no ser así, enfrentará incomodidades y se expondrá a daños a su salud por algún factor de riesgo laboral; también es importante considerar a que enfermedades es más propensa la mujer o en que etapa fisiológica de la vida se encuentra.

Las mujeres tienen 50 veces más deficiencias en la función tiroidea, 15% más de grasa corporal y tienen más estrógenos, por tal razón pueden sufrir más afecciones al exponerse a ciertos químicos. En caso de tareas de movimientos repetitivos puede padecer de síndrome de túnel del carpo en comparación de los hombres. En aspectos emocionales o el estrés por el aspecto hormonal también pueden tener reacciones diferentes.

Dentro de los riesgos psicosociales que las mujeres enfrentan en los lugares de trabajo podemos mencionar inseguridad laboral, exigencias laborales, conflicto trabajo-familia, violencia en el trabajo, discriminación por el sexo y acoso sexual.

Durante el período de confinamiento por la pandemia de COVID-19 fue evidente que un gran número de mujeres se sintieron agobiadas y entraron en el conflicto familia trabajo, en el mismo lugar tenían ambas obligaciones y su jornada laboral se prolongó sin descanso.

Con las regulaciones que se están implementado en materia de Salud Ocupacional en todos los lugares de trabajo se ha podido avanzar en algunos aspectos como regular la carga de peso que puede ejecutar una mujer y que las embarazadas no deben hacer este tipo de tareas.

La creación de lactarios y guarderías en los lugares de trabajo son beneficios que ayudan a que las mujeres puedan seguir siendo parte de la economía y pueda realizarse cubriendo su rol dentro de la sociedad.

Aun cuando hemos avanzado notoriamente desde aquellos primeros retos laborales para la mujer, aún existe un enorme camino por recorrer y muchos retos por superar, mismos que sin duda serán sobrellevados con la plena convicción, capacidad y responsabilidad que siempre ha caracterizado al otrora llamado “sexo débil” y que hoy plenamente identificamos como la fuerza motivadora en la mujer.

Por Dra. Telma Lucrecia Hernández Morales

MSC en Salud Ocupacional

luhernandezda@gmail.com

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