Como estudiante de medicina, he aprendido que la salud es un bien preciado que no tiene precio. Pero más allá de mis conocimientos académicos, una verdad esencial que deseo compartir es que la salud es una responsabilidad que compartimos todos, en todo momento. Y esa responsabilidad comienza en el seno de nuestra familia.

Imaginen un mundo en el que todos tomemos medidas activas para cuidar nuestra salud y la de nuestros seres queridos. En este mundo, las enfermedades prevenibles son realmente prevenidas, las preocupaciones sobre el acceso a la atención médica disminuyen y la calidad de vida de todos mejora. Pero este no es solo un sueño, es un llamado a la acción que todos nosotros, como futuros profesionales de la salud, debemos hacer realidad.

La salubridad no es únicamente responsabilidad del gobierno o del sistema de atención médica; es una cuestión de todos y comienza en casa. La manera en que cuidamos nuestra salud y la de nuestros familiares tiene un impacto profundo en la sociedad en su conjunto.

Aquí comparto algunas formas en las que podemos tomar acción

1. Educación Familiar: Compartamos lo que hemos aprendido en nuestras carreras de medicina con nuestros seres queridos. La educación en salud es la base para tomar decisiones informadas sobre nuestra propia salud y la de nuestros hijos y padres.
2. Establecimiento de Hábitos Saludables: Como familia, podemos trabajar juntos para adoptar hábitos de vida más saludables. Comencemos con una dieta equilibrada, actividad física regular y un enfoque en la higiene personal.
3. Prevención y Cuidado Preventivo: Promovamos la importancia de las vacunas y las visitas regulares al médico para chequeos preventivos. La prevención es una piedra angular de la salud.
4. Apoyo Mutuo: Reconozcamos que la salud mental es igual de importante que la salud física. Apoyémonos mutuamente en los momentos difíciles y busquemos ayuda profesional cuando sea necesario.
5. Responsabilidad Comunitaria: Extendamos este compromiso a nuestras comunidades. Participemos en iniciativas de salud comunitaria y fomentemos una cultura de cuidado y prevención en todos los ámbitos de nuestra vida.

Juntos, como futuros profesionales de la salud y como familias, podemos marcar la diferencia. Recordemos que la salubridad es un tesoro compartido que debemos proteger y cultivar en nuestras vidas diarias. Al hacerlo, no solo mejoraremos nuestras vidas y las de nuestros seres queridos, sino que también contribuiremos a la construcción de una sociedad más saludable y fuerte. La salubridad es un viaje que emprendemos juntos, y su importancia comienza en el núcleo de nuestra familia.

¡Vamos a hacerlo realidad!