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¿Cómo conducir seguro con tormenta y lluvias torrenciales?

Por: dpa

Vientos huracanados y lluvia: quién no se ha visto sorprendido alguna vez por una fuerte tormenta en la carretera. Para llegar a destino con mayor seguridad, basta con tener en cuenta algunos consejos.

Quien conduzca con vientos fuertes debe mantenerse alerta y aminorar la velocidad. Cuanto más lentamente se conduzca, mejor se puede reaccionar al volante. La regla más importante: reducir la velocidad y evitar las distracciones por la música alta o conversaciones.

Ambas manos deben estar en el volante. En caso de que una ráfaga de viento zarandee el coche, se recomienda contravirar con suavidad, ya que si se lo hace de manera brusca se corre el riesgo de tener un accidente.

Es más fácil reaccionar a los vientos cruzados que a las ráfagas repentinas de diferentes direcciones. Las superestructuras, como los cofres o las bicicletas montadas en el techo, aumentan la superficie de ataque del viento.

Al igual que las mangas de viento en algunos puentes, la inclinación de los árboles y arbustos a lo largo de la carretera también pueden indicar la dirección del viento. En las superficies de ataque abiertas, el peligro aumenta.

En caso de duda, los conductores que ya estén de camino tratarán de detenerse en el lugar seguro más cercano. Sin embargo, quienes busquen refugio deben evitar los lugares donde la caída de ramas o árboles pueda ser peligrosa.

Los consejos para los conductores de coches se aplican básicamente también a los motociclistas. En lo posible, estos deberán permanecer en el centro del carril, lo que, según el ADAC, les da más margen de maniobra hacia ambos lados. Además, habrá que evitar llevar ropa que se agite con el viento y preferir aquella que se ciña bien al cuerpo. Las bolsas de depósito, las maletas o los rollos de equipaje aumentan la superficie de contacto.

En carreteras mojadas existe el riesgo de “aquaplaning”. El peligro es especialmente grande cuando el agua de lluvia se acumula, por ejemplo, en pasos subterráneos, surcos o curvas. En estos casos, la banda de rodadura de los neumáticos ya no puede evacuar el agua y estos pierden el contacto con el suelo.

Si esto ocurre, no hay que girar el volante, ni frenar o acelerar, sino soltar el embrague para que el vehículo se desplace por inercia y los neumáticos recuperen el contacto con la calzada. En el caso de los coches con transmisión automática, habrá que retirar suavemente el pie del acelerador y no cambiar de marcha.

En caso de precipitaciones abundantes habrá que evitar los tramos inundados o los pasos subterráneos. Si no se puede estimar con exactitud la profundidad del agua, lo que no siempre es posible, sobre todo porque puede haber bajo ella obstáculos ocultos, será mejor detenerse y dar la vuelta.

Si se conduce a toda velocidad por agua demasiado profunda, se corre el riesgo de dañar el motor debido a las salpicaduras de agua.

Por: dpa

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