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Dolor de piernas luego de la jornada laboral

Muchos trabajadores luego de su jornada laboral suelen quejarse de dolor en las piernas o piernas cansadas, esto puede ser el principio de un trastorno de mala circulación producido por insuficiencia venosa.  Aunque es un tema de salud común entre las mujeres, también puede afectar a los hombres, pese a que ellos no se quejen o lo manifiesten. En el ámbito femenino suele comentarse que este padecimiento es “heredado” y que será difícil no sufrir sus consecuencias, tal y como le ocurrió a abuelas y madres, seguro hijas y nietas también lo padecerán.  

Es indiscutible que la genética es un factor predisponente en esta enfermedad, pero no es el único aspecto que lo provoca, existen otras condiciones de nuestra vida que pueden contribuir a que se haga presente en nuestras piernas. Algunos de los factores que se asocian a esta enfermedad son la edad avanzada, obesidad, multiparidad o consumo de anticonceptivos orales; así como enfermedades como la diabetes mellitus, hipertensión arterial, estreñimiento crónico y posiciones estáticas prolongadas.

Desde el punto de vista ocupacional preocupan las actividades laborales que demandan posiciones fijas que contribuyen a que esta enfermedad afecte los miembros inferiores de muchas trabajadoras.

En la jornada laboral según las tareas que realizamos tomamos posiciones estáticas (aquellas en las que nuestras piernas no tienen movimiento por periodos prolongados, pueden ser sentadas o paradas). Al no tener movilidad en los miembros inferiores, la sangre no circula adecuadamente hacia arriba, quedándose por más tiempo en la parte inferior del cuerpo, es decir en piernas y pies. Cuando estamos en una posición sin movilizarnos, nuestros músculos están en reposo, no tenemos contracciones que beneficien el retorno venoso al corazón y, por consecuencia, una mejor circulación.

Es interesante conocer las ocupaciones que por la naturaleza de sus tareas pueden ser otro factor desencadenante de prevalencia de várices, entre ellas encontramos las que nos obligan a permanecer por largos periodos en bipedestación, es decir, de pie (carpinteros, cocineros y amas de casa, enfermeras, entre otros) y aquella en las que permanecemos sentados por prolongados episodios (camioneros, secretarias o personal de oficina).

Es conveniente que las empresas vean que la salud preventiva puede modificar esta condición para los trabajadores que corren el riesgo de padecer este problema de salud debido a sus atribuciones laborales. Es así como todo trabajador que permanece más de cinco horas de su jornada laboral sentado o de pie tiene mayor predisposición a presentar várices, siendo estas consideradas como profesiones de riesgo.

Existen diversos síntomas unos a corto plazo dentro de los que podemos mencionar:  

  • Dolor.
  • Pesadez.
  • Hormigueos o adormecimiento.
  • Prurito o picazón.
  • Edema de tobillos.
  • Venas azuladas.

De persistir estos síntomas y condiciones pueden manifestarse síntomas a largo plazo con implicaciones más severas como:

  • Claudicación (debilidad).
  • Engrosamiento de la piel.
  • Resequedad de la piel y terminar en lesiones ulcerativas.

Esta enfermedad, además de tener efectos a nuestra salud, repercute en el aspecto estético de toda mujer afectando su autoestima, pues muchas de ellas ocultan sus piernas y no se proyectan de la misma manera dentro de la sociedad.

La gimnasia laboral es una herramienta para contrarrestar el aparecimiento de la insuficiencia venosa, existen ejercicios específicos para mejorar la circulación de las piernas sin que afecte nuestras actividades laborales. Al implementar este sistema, cada hora las trabajadoras deberán realizar una rutina de movimientos de pies y piernas en su lugar de trabajo durante dos minutos, en movimientos tales como rotación, extensión y flexión.

Luego al llegar a casa podemos hacer duchas con agua fría de la punta del pie hacia arriba e, idealmente, podemos realizar caminatas o bicicleta.

El consumo de agua ocho vasos al día, mantener una dieta balanceada con frutas y verduras también son preventivos y de gran ayuda para evitar este tipo de dolor y malestar tan común en la mujer trabajadora.

Por Dra. Telma Lucrecia Hernández Morales

MSC en Salud Ocupacional

luhernandezda@gmail.com

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