¿Alguna vez te han dado un regalo que no puedes destapar, hasta un día en especial?, ¡es emocionante, verdad! Nos mata la curiosidad.  Peor si es grande, uff, pero también si es pequeñito, que ni pistas de qué tiene adentro. Hay unos empaques muy lindos que hasta da pena destapar, hay otros que su empaque talvez no es el mejor, pero al destaparlo es algo muy especial.  Hay regalos que te desinflan, como, por ejemplo, cuando me casé, mi mamá me regaló en mi primera navidad un libro de recetas, jajajaja, lo recuerdo con vergüenza, porque yo me esperaba uno de esos regalos que mi mami me acostumbraba dar, y como no era buena cocinando ese libro me lo vino a recordar. Sin embargo, les he de decir que me ha servido muchisisísmo y ahora lo valoro porque tiene un valor sentimental invaluable, que en su momento no lo supe apreciar.  El dar y recibir regalos, es uno de los 5 lenguajes del amor para demostrar afecto a las personas que apreciamos. 

Para dar regalos especiales, no es necesario que gastemos grandes cantidades de dinero, basta con tener la disposición en el corazón y ser observadoras en conocer que les gusta a las personas que queremos agradar.  El mejor regalo que ha recibido la humanidad es el Hijo de Dios, que un día nació para darnos la salvación, ese regalo jamás nadie lo podrá superar, y nos fue dado por nuestro Papá, porque nos ama. Así inicio la Navidad, que quiere decir Natividad ó nacimiento. “Hoy en el pueblo de Belén ha nacido el Salvador, Cristo el Señor” Lucas 2:11.

No te estreses en ir de compras, no te endeudes en hacer regalos costosos y no te afanes con competir quien da más.  Tú eres un regalo y puedes dar de lo que tienes dentro, exprésalo con un detalle que agrade a la persona que amas.

Dios nos dotó de dones y talentos, para ponerlos al servicio de los demás, por eso es que es lindo toparse con personas que sanan, cuidan, dan de sí mismas, enseñan, motivan, inspiran, nos regalan su atención, tiempo, cariño, personas que no nos queremos separar de ellas, porque su compañía es un regalo.

Imagínate, que triste sería que tengas un maravilloso regalo y no lo destapes, no lo uses, no sepas para qué sirve, no lo sepas aprovechar, ni valorar. Tú eres ese regalo, por eso es importante que des de ti, comparte de lo que llevas dentro. Porque esa huella que dejes en los demás, será la que realmente recordarán cuando ya hayas partido.

Disfruta estas fiestas y agradezcamos juntas el mejor regalo que hemos recibido, el amor de Dios y nuestra salvación.

Hasta una próxima.!

Por: Wendy Figueroa

Licda. En Admón. de RRHH Orientadora Familiar

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