Por Mgtr. Andrea Cab / Fundadora de Wonder Woman Guatemala  

Llegas a una pastelería y te atiende una chica que parece que te conoce muy bien, conectas tan bien con ella que sin duda vas a volver y sobre todo a recomendarla. A tu estilista no lo cambiarías por nada del mundo, ella se toma el tiempo en analizar tu estilo con las tendencias y hacerte una buena recomendación de lo que mejor puede quedarte a ti. Tu socia, es una persona que te inspira confianza, que todo su trabajo lo hace con pasión y dedicación, basado en la transparencia y paciencia. La mayoría de nuestras decisiones de compra de servicios, las hacemos casi sin pensarlo cuando logramos crear un vínculo positivo con la otra persona.

Las soft skills o como todos las conocemos, habilidades blandas, son cualidades, hábitos, actitudes y aptitudes sociales, que en conjunto con las habilidades funcionales (hard skills), constituyen la receta perfecta para lograr éxito en tu emprendimiento.

Hoy y desde hace varios años ya, estas habilidades son el elemento vital para el mundo emprendedor porque, aunque cada negocio necesita personas capacitadas con ciertos conocimientos técnicos, ya no es suficiente ser solo un “experto en la materia”.

Hoy habilidades como el pensamiento creativo, la adaptabilidad, el optimismo y positivismo, la posibilidad de relacionarse, etc, son las claves que marcan la diferencia tanto para la contratación como para la supervivencia en este mercado lleno de proyectos nuevos día con día.

Los canales de venta han sido reemplazados por canales de relación, donde las conexiones aseguran una transacción fidelizada que hará de un emprendimiento un negocio sostenible y rentable.

Para un emprendedor, no podemos ser entes aislados que simplemente cumplen sus funciones. Es vital el trabajo en equipo, la colaboración y la capacidad de interactuar de manera multidisciplinar. Debemos de tener la cualidad de saber cultivar relaciones y generar nuevos vínculos empresariales.

Dentro de estas soft skills, es imprescindible la adaptabilidad al entorno y una actitud positiva a siempre estar aprendiendo. Pensar que con el corre-corre en el que vivimos es importante anticiparse al mercado, tener una mente abierta para innovar, forjarse de empatía y confianza para la generación de nuevas ideas.

Debemos de recordar que no todo es trabajo, hay que darse el tiempo para vivir y cosechar experiencias, para crecer, abrir la visión y ejercitar la inteligencia creativa. Hacer tiempo para leer, viajar, para realizar nuevas actividades. Pero lo más importante es que disfrutemos del trabajo, cuando las personas les gusta lo que hacen, se nota. Y no hay nada más bonito que vivir de lo que a uno le gusta.

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