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¿Puede enfermar una corriente de aire?

Por: dpa

Empecemos aportando tranquilidad: no, una corriente de aire por sí misma no enferma. Pero no le da igual a nuestro cuerpo si hay una corriente de aire en la habitación en la que estamos. Porque en la superficie y al interior de nuestra piel ocurren algunas cosas que al final sí pueden desembocar en un resfrío o en una tortícolis. ¿Cómo es exactamente el proceso?

Primero, miremos la teoría, mejor dicho, el “efecto wind chill”. Describe la diferencia entre la temperatura que se mide y la temperatura que se siente, que se desprende de la velocidad del viento. Es decir, la llamada sensación térmica o el enfriamiento por el viento.

“Cuando con cinco grados bajo cero uno está parado en un rincón sin viento, alrededor del cuerpo se forma una pequeña capa de calor”, dice el otorrinolaringólogo Thomas Deitmer. Esa capa de calor hace lo que un traje de neopreno en el agua: nos protege de enfriarnos.

El sudor refuerza el enfriamento por el viento

Todo cambia si en el entorno sí hay viento. El viento hace que el aire cálido alrededor de nuestro cuerpo se recambie todo el tiempo. En consecuencia, el cuerpo se enfría y sentimos frío. Este efecto se refuerza si nuestra piel está húmeda, por ejemplo, por sudor. Entonces se habla del llamado enfriamiento por evaporación.

Este lo podemos ilustrar con un experimento sencillo: si colocamos unas gotas de agua sobre el dorso de la mano y soplamos se siente más fresco que si el dorso de la mano está seco. 

Hasta ahí la teoría. ¿Qué significa esto para nuestro cuerpo? Cuando la superficie del cuerpo se enfría, al interior del cuerpo hay menos irrigación sanguínea. Eso afecta también a la mucosa de la faringe, explica Deitmer.

Además, por una corriente de aire pueden secarse las mucosas de nariz y faringe. De esa manera, se reduce en parte su función de resistencia a la infección e inmunológica. Entonces los virus del resfrío lo tienen más fácil.

Cabe aclarar que quien esté sano no necesariamente se resfría solo porque alguna vez esté en medio de una corriente de aire. Pero para mayor seguridad, antes de airear un espacio, por ejemplo, uno se puede poner una bufanda o un gorro.

Lee: Condimentos que sanan

No a todo el mundo le molesta una corriente de aire

Aun cuando una corriente de aire no necesariamente lleve al resfrío, a muchas personas les puede resultar desagradable. La sensibilidad ante una corriente de aire varía de persona en persona.

Eso puede tener diferentes razones, dice el otorrinolaringólogo Michael Deeg: “Quien, por ejemplo, tenga una piel más bien húmeda posiblemente reaccione más sensiblemente a una corriente de aire que alguien con piel seca”, dice.

Y es que las personas con piel húmeda experimentan más fuertemente el efecto del enfriamiento por el viento. Según Deeg, las diferencias también pueden ser específicas de sexo. “En las mujeres la humedad de la piel puede ser eventualmente más elevada que en los hombres”, dice el especialista. Pero que la piel sea más o menos húmeda y uno sude más o menos depende sobre todo de la genética.

Tortícolis y contracturas

Deeg considera que el tema de las corrientes de aire también es relevante en relación a otro problema: las contracturas cervicales.

Son un tema sobre todo en la época más cálida del año. “Cuando uno se sitúa sudado delante de un ventilador o ante la corriente del aire acondicionado o viajando en coche baja la ventanilla, entonces sopla aire sobre la piel caliente, muchas veces húmeda”, dice Deeg.

El problema consiste en que nuestro cuerpo siempre intenta equilibrar las diferencias de temperatura. “En la superficie de nuestra piel hay receptores que miden nuestra temperatura corporal”, explica Deeg. “El problema con una corriente de aire escasa es que también la diferencia de temperatura es muy baja y entonces los receptores térmicos no la registran lo suficiente”.

Eso quiere decir: el efecto de enfriamiento se produce, pero el cuerpo no reacciona. Eso puede llevar a que los vasos sanguíneos en la zona cervical se contraigan y los músculos debajo se tensen.

Bien protegido, en verano y en invierno

¿Qué es lo que podemos hacer entonces en concreto para que una corriente de aire no nos perjudique? En la época más cálida del año, deberíamos encender los ventiladores solo por poco tiempo y a una prudente distancia. Para que el enfriamiento por evaporación no nos haga tiritar al salir de nadar, deberíamos quitarnos el bañador rápidamente.

En el coche, aún cuando sea tentador, nunca deberíamos bajar completamente la ventanilla si estamos sudando. Los aires acondicionados y las ventilaciones nunca deberían darnos directamente.

¿Y en invierno? Los expertos dicen que con un sistema inmunológico sano también en la época más fría del año no tenemos por qué enfermarnos por una corriente de aire. Solo hay que cubrirse con algo o dejar el espacio para evitarlo.


Por: dpa

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