Nuestra madre ha demostrado ser un verdadero ejemplo de valentía y resistencia en tiempos de adversidad. Hace poco más de un año, enfrentó la pérdida de los dedos de su pie izquierdo, y recientemente ha tenido que someterse a una amputación en su pie derecho. Para nosotros, sus hijos Lourdes, Gaby, Gerardito y yo, estos han sido momentos de inmenso dolor y angustia. Sin embargo, en medio de estas pruebas, hemos sido testigos de la inquebrantable fortaleza de nuestra madre.

Ella ha salido bien de ambas operaciones, mostrando al mundo su espíritu indomable y su fe inquebrantable. Su capacidad para enfrentar la adversidad con una sonrisa y una fe renovada nos inspira a todos. En cada momento de dolor, ha encontrado la manera de elevarse por encima de las circunstancias y demostrar que su espíritu es más fuerte que cualquier desafío físico.

La fe de nuestra madre ha sido su ancla en esta tormenta. En dos ocasiones, Dios le ha concedido el milagro de la vida, alejándola de la muerte y brindándole la oportunidad de seguir siendo el pilar de nuestra familia. Su fuerza no solo radica en su capacidad para soportar el dolor físico, sino también en su habilidad para mantenernos unidos y esperanzados.

Cada día, vemos en su sonrisa la luz de su espíritu guerrero, una luz que nos guía y nos da la fuerza para seguir adelante. Su ejemplo nos enseña que, sin importar cuán grandes sean los desafíos, siempre hay una razón para tener esperanza y para luchar con todas nuestras fuerzas.

En estos momentos difíciles, recordamos las palabras de Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Este versículo nos recuerda que no estamos solos y que Dios está con nosotros, dándonos fuerza y sostenimiento.

Nuestra madre es una verdadera guerrera, y su historia es un testimonio de la fortaleza humana y la fe divina. A través de su lucha, hemos aprendido que el amor y la fe pueden superar cualquier obstáculo, y que los milagros son posibles para aquellos que creen. Nos sentimos bendecidos y agradecidos por cada día que Dios nos permite tenerla con nosotros, y continuamos orando por su salud y recuperación.

Con amor y gratitud,