El día que me sentí mala madre, ese día que me enojé conmigo, que grité, que lloré, ese día que dude de mí y de mis capacidades.

Hoy te quiero contar de ese día…

Ese día me enojé con mi bebé de 8 semanas por despertarse a las 2:00 am  y llorar a mares, quería comer y yo estaba tan cansada.

Las semanas pasaron ya con seis meses de vida, feliz lo saqué al jardín y queria llevarse a la boca unas hojas con tierra, me sentí mala madre porque arrebeté con fuerza de sus manitas esas hojas, pero podían hacerle mal, solo quería protegerlo. 

Otro día me molesté con mi bebé por tirar la comida que le preparé. No entiendo que pasa.

Pasaban los días y sentía que todos los días me enojaba…

Me enojé luego porque iba a sentarme a trabajar y la bebé manchó el pañal, estaba lista para empezar y solo me atrasé.

Me enojé porque pintaron las paredes.

Grité porque no ordenaron su habitación, porque no se quieren ir a bañar, porque no quieren comer saludable.

Me enojé porque se desbordaron emocionalmente en el supermercado ¡todas las personas me veían! seguro pensaban, que soy mala madre, que no puedo poner un alto.

Me enojé por tantísimas cosas, y sí, me sigo enojando…

Pero ese mismo día, recibí un te amo de mi hijo, 

recibí también una mirada dulce y una sonrisa única de mi nenita.

Recibí un “qué linda eres mamá, eres la mejor”.

 

Sin importar cuántos enojos pase, mis hijos me amarán tal y como soy. Porque soy lo que soy gracias a ellos. 

Gracias a mis hijos aprendí mejor el valor de la compasión, también el de la empatía.

Gracias a ellos puedo verme con otros ojos, a mejorar mi paciencia y la gratitud, porque no busco ser perfecta, busco ser yo.

Porque mis hijos me amarán como soy, por siempre.

El día que me sentí mala madre, que seguramente son muchos, a la vez es el día que más aprendo, que los errores estarán, pero que depende de mi verlos con amor.

Quiero invitarte hoy a que disfrutes estos momentos, porque solo te hacen más fuerte, porque de los errores se aprende y porque ser madres nos hace tener una fuerza interna única que hace que nuestros bebés nos amen infinitamente.

 

-Un día a la vez, compasión y amor contigo misma-

 

Soy May, la mamá que se enoja todos los días.

 

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