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Bienvenidas mujeres de todo el mundo…!

¡No permitas que nada ni nadie apague la luz, en la vida de tus hijos!

-¡Quisiera ser una mariposa!. -¡Quisiera volar al sol!.- !Quisiera ser una presentadora de televisión!. – ¡Quisiera ser presidente!- o -¡Un futbolista famoso!- Cuantos niños hemos escuchado ilusionarse con sus sueños y cuan fácil muchos de los adultos se encargan de apagar tanto sus ilusiones como sus sueños.

Muchas veces las ideas más alocadas para algunas personas son las que han contribuido a los mejores descubrimientos en el mundo. Por ejemplo, los primeros en imaginarse un vuelo a la luna, construir un robot, o encender una bombilla, fueron personas que tuvieron que enfrentarse a críticas.  Sin embargo, afortunadamente también tuvieron el apoyo de personas cercanas que no dejaron que se apagara esa chispa que traían en sus ojos.

Las ilusiones y la esperanza que los seres humanos abrazamos pueden verse como esa energía que nos impulsa a activar nuestras acciones.   Nuestros hijos tienen derecho a tener esperanza e ilusionarse con sus sueños de niños, sueños que les darán la energía necesaria para luchar por un mundo mejor. El cerebro a través de los neurotransmisores (dopamina) tiene una capacidad extraordinaria de cambiar nuestro estado de ánimo cuando estamos ilusionados, esperanzados, cuando soñamos despiertos. No mates esa chispa en los niños, no le digas que no es posible.  Puedes mejor decirles que aún nadie lo ha intentado, que necesitan hacer un plan. Lo único que conseguirás con esto es apoyar a un inventor o en último caso que pasen un día de lo más gratificante descubriendo y aprendiendo.

Es importante que los padres seamos ejemplo de luz de esperanza. Esa luz que puedes interpretar como la fe en que las cosas se darán en su tiempo y en su espacio. Debemos enseñarles a nuestros hijos que la esperanza se practica cuando ya hemos hecho nuestra parte y solamente esperamos que el horno termine su trabajo para degustar ese rico pastel. Los ingredientes fueron puestos en su lugar, y estás esperando porque todo está en donde debe estar.  Muchas veces esperar también es una parte importante.  Sembramos semillas de vegetales porque tenemos la esperanza de probar los frutos. Igualmente, debemos sembrar en nuestros hijos ilusiones para poder cosechar sus frutos. Solo entonces, tendremos la esperanza de verlos desarrollados como adultos realizados porque poseían todo lo que necesitaban.

A través de este tiempo de pandemia hemos tenido la oportunidad de darles a nuestros hijos muchísimas enseñanzas. Ellos han vivido algo que no todas las generaciones han podido experimentar. Han visto de primera mano cómo se desborona una sociedad y como nuestros sueños e ilusiones se quedaron en pausa. También han visto como hemos cuidado esa luz de la esperanza, para que cuando sea el momento salga a encender lo que tuvo que apagarse durante un tiempo.

Por otro lado, la pandemia sigue preparándonos a los adultos para algo especial. Estar confinados en casa nos obligó a tener tiempo con nosotros mismos y nuestra familia.  Lo cual nos obligó a conocernos, cuestionarnos, y a reflexionar sobre la manera en que estábamos viviendo antes de esta pausa. Personalmente, agradezco todo lo aprendido con esta experiencia. Descubrí que todos necesitamos aprender diferentes cosas de distinta manera, a diferente velocidad. También aprendí que el aprendizaje es personal, y que todos hemos sacado lecciones diferentes de una misma cátedra (La Pandemia).  Algunas personas han aprendido que deberían amarse más, mientras que otros descubrieron que deben amar más a los demás.  Otros pudieron darse cuenta que no estaban escuchándose a sí mismos, mientras que algunos lograron visualizar que por escucharse solamente a sí mismos se estaban perdiendo de la comunicación con sus hijos. Para algunos esta pausa les está ayudando a disfrutar tranquilamente cada minuto enfocándose en una cosa a la vez, mientras que para otros su lección ha sido que deben aprovechar el tiempo haciendo varias cosas a la vez.

En algunos esta época tuvo más trascendencia que para otros. De hoy en adelante, ¿Te enfocarás más en planear tu futuro o en disfrutar tu presente? ¿Te enfocarás más en tí o en tus hijos? No importa cuál haya sido el aprendizaje. Lo importante es que no dejaste que se apagara esa luz en tí, y que continúes enseñándoles a tus hijos a que nada ni nadie tiene derecho a apagarles su propia luz.

Recuerda que la esperanza, el positivismo, las ilusiones y los sueños son contagiosos, son luces que te dan energía para accionar en la vida.  Mauricio Benoist, coach PNL, dice que debes “Sentir lo que quieres” para lograr tus metas. Deja que las emociones positivas te envuelvan a ti, y a tus hijos y que la luz de tu hoguera brille tanto que ilumine al mundo entero.

Meiby Argueta de Pérez
• Psicóloga, Catedrática de la UNIS
• Certificada en Educación Montessori (Canadá)
• Máster en Educación (España) y CCSS (Flacso)
educandosinlimitesguatemala@gmail.com
FB: @Montessori 4U

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