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¡Nadie nos enseñó a ser mamás!

¿Cómo modelar las conductas de mis hijos?

Aprovechando que estamos en el mes en el que celebramos a las mamás, considero que es un buen momento detenernos a platicar de la importancia que tienen nuestras conductas en la educación de nuestros hijos, como dice el título, “Nadie nos enseñó a ser mamás”, pero dentro de todas nuestras responsabilidades también debemos recordar que nuestras acciones tienen un gran impacto en el tipo de persona en que se convertirá un niño. 

La familia, además de ser la transmisora de la herencia genética, representa el primer contexto social donde el niño se desenvuelve, por eso es considerado el pilar básico de la educación y la socialización porque se forma la personalidad de los niños a través de la relación con los demás y de la calidad de estas primeras experiencias va a depender la madurez y el equilibrio emocional de los pequeños.

La familia, sin importar la cantidad de integrantes, ni la conformación que tengan,  es una comunidad que comparte un espacio común y lo más importante de esa comunidad son las interrelaciones de sus miembros. Principalmente, la familia es un ámbito donde la persona se siente atendida, acogida, aceptada, protegida y amada.

Ufffff, esa frase es sumamente retadora porque dentro de la comunidad familiar los principales educadores son los padres, en algunas ocasiones solamente hay uno, pero las personas que juegan el papel de padres se encargan del bienestar, de establecer las normas de convivencia y moldean la conducta de los hijos a través de su experiencia y actuaciones. 

¿Cómo modelamos esas conductas?

El mejor método para crear o perfeccionar comportamientos adaptados consiste en que el niño experimente las consecuencias positivas que siguen al comportamiento.

Conviene averiguar qué cosas resultan gratificantes para el pequeño y, en función de sus intereses, cambiar el tipo de gratificaciones. Se refuerza y estimula gratificando la conducta del niño:

Para algunos funcionan las alabanzas, el reconocimiento de los logros propios, las palabras de afirmación y para otros funcionan los pequeños detalles, como un sticker o un detalle.

Inmediatamente después de un comportamiento positivo, un logro o cooperación, se presta atención especial al niño con afecto cálido, valoración y aprobación. Así asociará el placer de la alabanza con la tarea o conducta realizada y las posibilidades de que se repita son muy elevadas.

Cuando el pequeño se esfuerza por realizar algo positivo, estimulan y valoran su esfuerzo mientras lo intenta, sin esperar a que termine, de otro modo podría desanimarse y frustrarse. Reforzando los pequeños logros que son la base de las realizaciones más importantes en el futuro.

Recuerda que las palabras que los niños oyen, especialmente las dirigidas a ellos, pueden tener un impacto significativo en sus vidas.

Alertas

La familia que está modelando conductas debe tener cuidado con aspectos importantes como:

  • Cuidado con reforzar todo y en todo momento, se le puede estimular o reforzar por hacer poco o nada. Debe existir esfuerzo por un logro o intento de comportarse adecuadamente para recibir una gratificación.
  • La base de toda evolución positiva consiste en aceptar al niño y no confundir su comportamiento con su valor personal. Si no se basan en este principio, el pequeño podría sentir que sólo es digno cuando logra buenos resultados.
  • Los refuerzos recibidos con frecuencia hacen que el niño se sienta apreciado, que gane confianza en sí mismo y aumente su autoestima y su ilusión por alcanzar nuevos logros.
  • Cuando una conducta positiva no es reforzada, se debilita y desaparece. Aunque el niño muestre esa conducta con frecuencia, hay que seguir reforzándola de vez en cuando.
  • El niño aprende a comportarse según las pautas de conducta que observa en otras personas que toma como modelo. Elige a esas personas porque despiertan su interés o las valora de forma positiva. La familia debe tener presente en todo momento que el niño hace lo que ve hacer, no lo que le dicen que haga. Principalmente, son sus modelos a imitar. Por ello, la unidad de criterios es de vital importancia, por lo tanto, deben estar de acuerdo en las normas a seguir, acordar sus respuestas ante los comportamientos a crear o eliminar, y mantenerlas con firmeza.  
  • Los pequeños imitan comportamientos en los que observan resultados eficaces, sin comprender si están bien o mal. Los héroes de las series televisivas suelen triunfar gracias a comportamientos agresivos, engañosos y faltos de escrúpulos morales, y en el ambiente de la calle siempre parece salir triunfador el que más violencia verbal o física ejerce.

Siempre deben recordar que es muy importante

Todos los hijos son diferentes, por lo tanto, respetar la individualidad y a la dignidad del niño es importante para que interiorice pautas de conducta adecuadas.

El amor es el sentimiento más potente en la familia y permite ponerse en el lugar del pequeño buscando la comprensión de normas, valores y comportamientos correctos. Por lo tanto, es importante ayudar al niño a superar pequeñas frustraciones que generan comportamientos inadecuados.

La sobreprotección impide el desarrollo de la identidad y la autonomía personal.

La permisividad dificulta el camino hacia la madurez y la estabilidad emocional y no permite que el niño adquiera una conciencia que dirija su conducta e interiorice normas morales y sociales.

Los hogares inflexibles y excesivamente normados no estimulan que el niño adquiera la conciencia y el autocontrol necesario para desarrollar conductas adecuadas.

Los padres deben ejercer la autoridad con diálogo y tolerancia. No se trata de mandar como ejercicio de poder, de discutir, de imponerse por la fuerza, sino de buscar la razón y la coherencia que ayudan a formar conductas responsables.

Un niño no puede disfrutar plenamente de la vida si no se siente en confianza, con seguridad afectiva, si no se le escucha y reconoce en tanto que individuo. Cada uno tiene sus necesidades afectivas propias, su personalidad, su pasado, su ritmo de vida. Las intervenciones del adulto deben dar al pequeño la sensación de una presencia generadora de confianza y seguridad. Cuanto más pequeño es el niño, en mayor grado considera al padre o madre como el recurso supremo en caso de una dificultad grave o de un conflicto importante. La intervención inmediata, satisface plenamente; el «espera, ya voy» sin consecuencias, deja al niño desorientado. La promesa no cumplida perjudica la credibilidad.

Los padres necesitan crear un clima afectivo y de seguridad para el niño, que solamente podrán conseguir cuando él perciba que es especialmente querido, y que puede comportarse, dentro de los patrones establecidos, en libertad. Es necesario que sienta la seguridad afectiva, junto a una seguridad material y física, que le permita la acción y la expresión sin miedos. Este ambiente crea las condiciones óptimas para la formación de hábitos y comportamientos positivos y responsables.

Y ya para terminar, no olvides que…

Tus palabras tienen una influencia extremadamente poderosa en los niños. En las primeras etapas de la vida ellos se guían principalmente por el comportamiento y las emociones. Sin embargo, a medida que sus habilidades cognitivas y verbales se desarrollan rápidamente, las palabras comienzan a jugar un papel cada vez más importante en sus vidas.

Como mami tienes la oportunidad de elegir tener una influencia positiva en tus hijos simplemente usando las palabras correctas. 

Escrito por Guisela Rodríguez Psicopedagoga con Maestría en Educación Superior

FACEBOOK: @LicGuiselaRodriguez

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