Con una adolescencia alborotada, desvelada, despeinada y tantas cosas que decirlas daría risa, pena o simplemente “nada”. Me case con una mujer maravillosa cuando apenas tenia mis 19 cumplidos, entre desesperación por tener un hogar sin saber lo que significaba y la ilusión de poder ser “PAPA”, sin saber tampoco lo que eso significaba no en el área de emoción si no de responsabilidad. 

Un 25 de noviembre, hace 24 años, en un pasillo de hospital en la zona 1, con luz amarilla, sentado en una banca con una pata “renca”, esperando cuando el reloj apuntaba las 6:00 am. Nace mi primogénita, la luz de mis ojos. Morena, con labios gruesos y hermosos con unos ojos donde solamente me perdía en el tiempo. Allí estaba esa pequeña mujercita que cambiaria mi destino, mi forma de ser. Me enseño sin saber a que sabia la vida, a darle color al camino de ser papa. ¡Increíble!, no puedo poder escribir el sentimiento de ese momento y el sentimiento de este en poder transmitirles la emoción, 4 años más tarde, Dios nos bendice con un hombrecito, gordito, lindo, inquieto, fuerte, atrevido. Entendí que el juego de la pelota y la búsqueda de insectos en lugares pequeños era una aventura, donde los moustros imaginarios, las batallas, las luchitas se convertirán en sonrisas, y claro dolores de cuerpo al día siguiente. Y por alguna razón universal 4 años después con mucho calculo, nace la princesa de la casa, blaquita, de manos largas con talentos que aun no ha descubierto, pero que sabemos que los tiene, con un orden, disciplina y un formato de vida que para muchos es una linea de locura, es la correcta puesto su imponencia nos da hoy el poder vislumbrar que llegara a donde quiera hacerlo.

Tres hijos, tres terremotos, tres formas de vivir, tres personalidades, tres amores, tres vidas. Que me dieron como hombre la oportunidad de poder enseñarles lo poco que se con entusiasmo y dedicación. 

No pueden imaginarse los kilómetros que camine, las teclas que presione, los almuerzos que deje, los desayunos que renuncie, el pan que no me comí, las fuerzas que saque. Para poder darles lo que mis manos podían. A Dios sea toda la GLORIA por mis hijos.

He visto como sus vidas anuncian su crecimiento, he tratado de compartir los mejores momentos los cuales llevo en un lugar especial en mi mente y corazón. Le pido a Dios que me los cuide y que me de la oportunidad de conocer a sus esposos y esposa por lo que en mis oraciones pido que sean buenos seres humanos. 

Los amo mis hijos, y aunque no se los diga a cada momento, si es cada momento que mi corazon lo pronuncia.

Dios los cuide, los bendiga y camine con ustedes siempre…

Su papá…